Intervención de la Conferencia Episcopal Mexicana en la Conferencia General de Aparecida

Por monseñor Carlos Aguiar Retes, obispo de Texcoco y presiente de la misma

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APARECIDA, martes, 15 mayo 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció este martes monseñor Carlos Aguiar Retes, obispo de Texcoco, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

* * *

1 Valoración de las Conferencias Generales.
En general las cuatro conferencias generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe han sido bien aceptadas por la Iglesia en México. Sin embargo, la tercera celebrada en Puebla, es la que, sin lugar a dudas, ha sido la más conocida y ha tenido mayor impacto en la vida pastoral. Esto es explicable no solamente por haberse desarrollado en el País, sino por haber sido la ocasión para la primera visita de un Papa en México y por el cariño y afecto que desde ese viaje comenzó entre Juan Pablo II y nuestra Patria. Puebla dejó en claro que la Evangelización debe realizarse en la participación y comunión y que debe vivirse en todos los ámbitos de la vida eclesial.

2 Preparación para la V Conferencia General
La CEM se pronunció claramente desde un principio en la conveniencia de celebrar esta V CG. Se promovió en el seno de la misma Conferencia mediante una Comisión “ad hoc” integrada por tres Obispos y presidida por el Vicepresidente Mons. A Suárez Inda quien fue llamado a formar parte de la Comisión Central (lamentablemente por motivos de salud no está entre nosotros, pero sí los otros dos Obispos).

Durante los últimos 30 años la vida interna de la Iglesia en México se ha fortalecido. En el último trienio 2003-2006 la CEM reflexionó y aprobó una nueva estructura que de fondo consideramos nos ayudará a proyectar la influencia de la Iglesia en la vida social, en el servicio al mundo y las realidades temporales, dejando a instancias locales como las Provincias eclesiales y las Diócesis el acompañamiento de la vida interna de la Iglesia.
La mayoría de las Diócesis iniciaron con la ayuda del Documento de Participación y sus fichas un proceso de preparación y participación en los diferentes ámbitos de la vida diocesana, lo que ha generado una expectativa muy positiva ante la V Conferencia General.

Las Comisiones Episcopales, la vida consagrada, los movimientos laicales, las Universidades católicas y las demás instancias de organización nacional también han promovido una reflexión y participación en el tema del Discipulado.

3 Expectativas ante la V Conferencia General
112 Obispos de México en nuestra 83 AP celebrada hace unas semanas estudiamos el Documento de síntesis y en grupos presentamos a los delegados del Episcopado Mexicano los temas que deseamos sean tenidos en cuenta en la V Conferencia General.
Hago una breve síntesis:

1. En cuanto al documento que sea breve, claro y propositivo, que entusiasme y llene de esperanza.

2. En cuanto al hilo conductor que sea el tema del Discipulado (suponiendo que la misión es parte integrante del ser discípulo). Que no se hable de todo sino que se aduzca lo ya explicitado en los documentos del magisterio pontificio y latinoamericano, particularmente desde el Concilio Vaticano a la fecha. Que baste hacer referencias.

3. Que atendiendo el tema del Discipulado se tenga en cuenta las raíces bíblicas tanto del antiguo como del nuevo testamento para orientar las líneas del estilo de vida eclesial en los diversos ambientes: Diócesis, Parroquias, Presbiterio, Seminarios, Vida Consagrada, comunidades eclesiales de base, la Familia, movimientos, instituciones educativas, instancias de apoyo a laicos en su compromiso de transformación de las realidades terrenas.

4. En particular se debe insistir en:

– La necesidad del proceso de iniciación cristiana para niños, adolescentes, jóvenes y adultos partiendo del anuncio kerigmático y llevándolo a la constante escucha de la Palabra de Dios: el discípulo de Cristo atiende a su Maestro, es oyente de la Palabra. Aprende a ver la realidad con los ojos del Padre y se capacita para la lectura e interpretación de los Signos de los tiempos. Así descubre la Voluntad del Padre y se dispone para cumplirla.

– La necesidad de la dimensión comunitaria para ser auténtico discípulo de Cristo, de ahí la potencialización y el fortalecimiento de la Eucaristía dominical como encuentro con Cristo y con la comunidad. Como lugar propio y eficaz para ofrecer la existencia personal en donación generosa cumpliendo la Voluntad del Padre. Como centro de la comunión con Dios que le comunica la Santidad para seguir las huellas de Cristo, el Maestro y Buen Pastor.

– La transformación de las estructuras eclesiales para que sean auténticamente misioneras, es decir, que no solo atiendan a los que llegan a ellas, sino también a los católicos distantes. Una Iglesia en Estado permanente de Misión. Que facilite la incorporación de los diferentes emigrantes tanto internos (en torno de las grandes ciudades) como externos (que cambian de región y de país).

– La conciencia de la Dignidad de la Persona, fruto del amor de Dios que la creó a su imagen y semejanza, y por tanto, le ha dado la capacidad de ser sujeto de su Historia y junto con los demás de la Historia de salvación. Generar iniciando desde la familia, los procesos de la Subjetividad social de nuestros pueblos. Base para la participación social y democrática y para propiciar el desarrollo humano que haga posible la superación de las grandes desigualdades e inequidades existentes en nuestro continente. Especialmente de los pueblos indígenas y campesinos de las áreas rurales más apartadas para que se reconozca y valore su cultura y religiosidad y se les acompañe en su proceso evangelizador.

– Es importante y urgente valorar y proyectar la Religiosidad de nuestros pueblos, y en particular, la devoción mariana como plataforma evangelizadora.

Conclusión.
La Iglesia que peregrina en México está orando por este acontecimiento de gracia y confía que logremos un documento que oriente y dinamice la vida pastoral para que tenga lugar la Nueva Evangelización que precisa el mundo de hoy. Que ese proceso dinamizador alcance a cristalizar la nueva cultura cuyo germen y levadura sean los valores del Reino de Dios.

+Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Presidente de la CEM

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ZENIT Staff

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