La celebración de los ritos pascuales, condicionada por la violencia en Irak

Declaraciones del obispo caldeo auxiliar de Bagdad

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BAGDAD, lunes, 2 abril 2007 (ZENIT.org).- Intenso programa litúrgico pascual, pero muerte y violencia siembran incertidumbre sobre la posibilidad de su celebración, lamenta el obispo caldeo auxiliar de Bagdad (Irak).

«Aquí la muerte acecha detrás de cada esquina», expresa monseñor Shlemon Warduni en declaraciones del viernes al servicio de información religiosa («Sir») del episcopado italiano.

Además de reconocer su tristeza «por el éxodo de cristianos del país», el prelado admite el sentimiento de amargura que produce «vivir en una situación de la que no se ve el final, cuyas víctimas son los enfermos, los ancianos, los niños, muchos huérfanos por las inenarrables violencias provocadas por coches-bomba, terroristas suicidas y criminales».

Pero «la Pascua reafirmará nuestra certeza de un futuro justo, de tolerancia y reconciliación», confía.

En estos momentos, la falta de seguridad en el país ha obligado al Patriarcado caldeo a anticipar la celebración de la Vigilia Pascual a primera hora de la tarde del Sábado Santo.

«Es demasiado peligroso salir de noche», denuncia el prelado.

El domingo, de Ramos, se dio a conocer a todos los fieles el programa de Semana Santa.

«Esperamos que la fe proporcione a nuestros cristianos el valor necesario para superar las dificultades y participar en los ritos», añade monseñor Warduni.

«La Semana Santa es tiempo de ayuno. Nuestro ayuno es el sufrimiento en el que vivimos. Lo ofrecemos no sólo por Irak, sino por todo el mundo», concluye.

Los cristianos, minoría en Irak, están sometidos a persecución. Se calcula que, desde 2003, al menos la mitad de los 1,2 millones de cristianos iraquíes han huido del país.

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ZENIT Staff

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