La Iglesia ofrecerá una contribución coordinada a la reconstrucción de Irak

Declaraciones del enviado papal tras visitar el país

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 junio 2003 (ZENIT.org).- Las organizaciones católicas de ayuda humanitaria del mundo ofrecerán una contribución coordinada a la reconstrucción de Irak tras la guerra, asegura el enviado de Juan Pablo II a ese país al concluir una visita.

El arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Pontificio Consejo «Cor Unum», tras haber verificado la situación sobre el terreno entre el 28 de mayo y al 2 de junio, revela en un comunicado publicado este martes que los campos de mayor urgencia son «la alimentación, la vivienda, la salud y la educación».

El prelado alemán explica en su declaración que, ante todo, fue a Irak para llevar la «cercanía espiritual» del Papa «a aquellos que han padecido las tristes consecuencia de la guerra en estos meses pasados».

Fuentes del Consejo Pontificio «Cor Unum» han revelado a Zenit que el arzobispo llevó consigo a Irak una significativa ayuda económica de parte del Papa para alentar en la reconstrucción del país.

Junto al nuncio apostólico en Irak, monseñor Fernando Filoni, el prelado celebró la eucaristía en tres ocasiones con los católicos del país: en Bagdad, en Mosul (en rito caldeo y en rito siríaco).

Monseñor Cordes mantuvo en esos días numerosos encuentros. En particular, se reunió con más de diez obispos, con quienes «reflexionó especialmente sobre el significado del compromiso de caridad en la misión de la Iglesia».

Además, el enviado papal «se encontró con obispos de otras confesiones cristianas en Bagdad y Mosul, así como con autoridades civiles», en concreto, con el director general del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, Francis Dubois, el alcalde de Mosul, y con representantes diplomáticos.

Visitó, al mismo tiempo, algunas congregaciones religiosas que dirigen instituciones de caridad, como el Hospital de San Rafael, fundado por dominicas, o la Casa de las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta.

«Todos han expresado agradecimiento al Santo Padre por su incansable compromiso a favor del pueblo de Irak y por la paz –reconoce monseñor Cordes–. Al experimentar un gran espíritu de comunión y colaboración entre los cristianos de Irak, les aseguré que transmitiré estos sentimientos de profundo reconocimiento a Su Santidad».

El presidente de «Cor Unum», Consejo vaticano que tiene por objetivo alentar y coordinar la labor de las organizaciones de ayuda católicas del mundo, explica que la visita «le ha permitido verificar personalmente las necesidades del país de cara a establecer un plan de ayudas en el que estarán involucradas las organizaciones humanitarias católicas».

«Éstas –afirma– ya han individuado algunos sectores de intervención, como las ayudas urgentes a la alimentación, la vivienda, la salud y la educación –revela–. Muchas agencias católicas de ayuda pretenden afrontar, junto a otras instituciones, estas necesidades».

Citando la «Declaración de los Patriarcas y Obispos en Irak» del 29 de abril de 2003, al concluir la guerra, monseñor Cordes concluye el comunicado confirmando «la contribución que la Iglesia católica puede ofrecer por un futuro en el que los derechos religiosos, culturales, sociales y políticos de todos son reconocidos, y que garantizan en particular el derecho de los cristianos a profesar en libertad su propia fe».

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ZENIT Staff

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