La Milicia de la Inmaculada fue una respuesta de san Maximiliano Kolbe a tiempos de anticlericalismo

Entrevista con fray Jarosław Wysoczański OFM Conv.

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, Viernes 7 diciembre 2012 (ZENIT.org).- En la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, los corazones de los creyentes palpitan por una doble emoción: por un lado está la alegría de la pureza de María, modelo para los cristianos; y también por la emoción de situarse ante un misterio casi indescifrable, si no fuera por la infalibilidad del papa y los ríos de tinta que han corrido para explicarlo, promoverlo y a ella exaltarla…

Una familia que en la Iglesia ha tenido a María como uno de sus primeros amores, son los franciscanos, quienes han dado origen a una de las obras apostólicas marianas más extendidas en el mundo, como es la “Milicia de la Inmaculada”, fundada casi un siglo atrás por el santo mártir Maximiliano María Kolbe.

<p>Para conocer un poco más de esta gran intuición, ZENIT dialogó con fray Jarosław (Jarek) Wysoczański, OFM Conv., presbítero polaco y secretario general para la Animación Misionera de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales.

Ustedes los franciscanos, son muy marianos, ¿verdad?

–Fray Wysoczański: Sí, lo somos por el mismo san Francisco de Asís, porque él nos inculcó este gran amor a la Virgen María de los Ángeles, en la Porciúncula, y nos dijo que la amáramos siempre, y a la Iglesia. Hay bellísimas oraciones a la Virgen María en nuestra familia franciscana, y tenemos además a los primeros franciscanos que escribieron sobre ella como san Buenaventura, Duns Scotto, quien fue un gran promotor del dogma de la Inmaculada Concepción.

Otro gran franciscano fue Maximiliano Kolbe, quien creó la Milicia de la Inmaculada

–Fray Wysoczański: Sí. La constituyó en un contexto muy especial cuando vino a Roma a principios del siglo pasado, como un joven fraile para estudiar. Entonces observó que había una gran lucha contra la Iglesia de tipo anticlerical, especialmente por parte de la masonería. Vio con sus propios ojos algunas manifestaciones públicas contra el papa y se decidió a fundar la Milicia de la Inmaculada, que sería un movimiento destinado a ayudar, con un estilo muy particular, a combatir a los enemigos de la Iglesia.

Esta intuición del padre Kolbe está por cumplir 100 años, y se ha mantenido muy activa gracias a ustedes los franciscanos conventuales, ¿no?

–Fray Wysoczański: Hay que decir que la Milicia nace de la idea de san Maximiliano Kolbe, quien sabía leer los signos de los tiempos, y encontrar una respuesta evangélica de cómo ser Iglesia. Así escoge este amor y la consagración a la Virgen María como un camino a seguir. Hay que recordar que nace desde los frailes, algunos ilustres como el padre Stefano Ignudi, también es importante el rol del padre espiritual de Maximiliano Kolbe, el jesuita Alessandro Basile que era confesor del santo padre. San Maximiliano consulta con él y con los frailes, quienes consultaban a su vez con sus padres espirituales para empezar la obra. Así un día, en un lugar del convento que aún existe en Roma, y que se puede visitar hoy en la Casa Kolbe, ellos se encontraron para escribir los estatutos de la Milicia de la Inmaculada.

¿Cuáles fueron esas reglas?

–Fray Wysoczański: Todo comienza con la consagración a la Virgen María, y después hay una invitación a rezar todos los días dicho acto de la consagración, así como llevar la Medalla Milagrosa. Luego hay una estructura muy simple, que actualmente tiene presencia en 60 países. Es un movimiento que abarca a los laicos, y justamente la presidenta es una laica consagrada italiana.

En los escritos de Maximiliano María Kolbe, ¿se puede encontrar ya la devoción a María?

–Fray Wysoczański: Sí. Para él, la Virgen María es el motor, y está siempre en el centro de su estilo de vida sencillo, muy pobre, pero también con este ímpetu de difundir su mensaje, y a través de ella a Jesús por todo el mundo. San Maximiliano Kolbe ama a la Virgen María, pero siempre en un contexto misionero; por eso organiza un gran convento en Niepokalanów, en Polonia. Así, en poco tiempo, ya con 700 frailes en el convento, deja la obra en manos de otros y parte para Asia. Es interesante que tantos años atrás, él tenía su mirada puesta en un continente que necesitaba tanto de Jesús y de María.

¿Y hasta dónde llega en Asia?

–Fray Wysoczański: A Nagasaki en Japón, donde organiza el “Jardín de la Inmaculada”. Incluso antes de llegar al Japón, quiere parar en China, pero los superiores le dicen que hay que esperar, que no había llegado el tiempo… En Nagasaki organizó la comunidad en un mes y empezó a publicar la revista “Caballero de la Inmaculada”, aún sin conocer el idioma; Así rápidamente entró en contacto con el clero y hasta con los líderes de otras religiones.

Él centró mucho su trabajo en las publicaciones. ¿Tenía una gran fe en la difusión impresa?

–Fray Wysoczański: Sí, y también desde un punto de vista de la profesionalidad. Aunque él tenía una formación interior muy fuerte –por que era un buen filósofo y teólogo, con una vida espiritual muy profunda–, también apuntaba hacia lo último en lo que era la técnica. Por ejemplo, a los hermanos de la imprenta de Niepokalanów les manda a Berlín para que vean los últimos avances de la imprenta en el mundo. Hoy todo en Niepokalanów está bien organizado por sectores, como una pequeña ciudad, una organización perfecta… Él usa la prensa, la radio, e incluso quiso construir una pista de aterrizaje para que a través de los aviones se difundieran los periódicos, ya que allí se imprimía el único cotidiano en aquel tiempo en Polonia.

Un visionario de los medios modernos…

–Fray Wysoczański: Hay una frase de Maximiliano Kolbe que dice: «Nosotros con un hábito remendado, utilizando los medios màs modernos»; o sea que a nivel personal, los frailes franciscanos debemos ser pobres, pero debemos utilizar los últimos avances de la técnica para conquistar el mundo para la Inmaculada.

Si alguien quisiera formar parte de la Milicia de la Inmaculada, ¿cuál sería el modo más eficaz?

–Fray Wysoczański: Se puede entrar en la página web para tener la información. Pero ya una cosa positiva sería rezar una pequeña oración de consagración a la Inmaculada, y llevar la Medalla Milagrosa.

Finalmente, mañana se celebra a la Inmaculada Concepción, ¿cómo resumiría el mensaje de Maximilano Kolbe para nuestros días?

–Fray Wysoczański: Lo diría en una frase: «Caminar con María, en el horizonte de la nueva evangelización que propone la Iglesia».

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ZENIT Staff

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