Lo dijo Pablo VI: la piedad mariana es eficaz pastoralmente y fuerza renovadora de la vida cristiana

Entrevista al padre Enrique Llamas, presidente de la Sociedad Mariológica Española

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Por Nieves San Martín

MADRID, lunes 17 diciembre 2012 (ZENIT.org).- El carmelita Enrique Llamas vive habitualmente en Salamanca. Ha visitado Madrid recientemente para intervenir sobre Mariología y Concilio Vaticano II en la Real Academia de Doctores de España. Sostiene que la doctrina de la corredención de la Virgen María es antigua. En relación a la Nueva Evangelización, afirma que, de los papas recientes y postconciliares, fue Pablo VI el primero que vió en la devoción mariana una gran eficacia pastoral y una fuerza renovadora en la vida cristiana.

En esta entrevista exclusiva a ZENIT, el padre Llamas apunta un dato sobre el que se propone trabajar en el futuro: la recuperación de los estudios teológicos sobre san José, una figura no postergada sino completamente ignorada por los documentos del Concilio Vaticano II.

Dado que tenemos un papa que se llama José, habría que esperar que nos regalara un libro, aunque fuera una recopilación, sobre esta figura central en este tiempo de Adviento, vísperas de Navidad.

¿Cuáles son las principales actividades de la Sociedad Mariológica Española?

–Padre Enrique Llamas: La Sociedad Mariológica Española (SME), se fundó en el año 1940 en Zaragoza, al amparo y bajo la protección de la Virgen del Pilar, nuestra Patrona. Desde entonces hasta ahora ha cumplido con satisfacción las normas y los objetivos de sus Estatutos.

Las principales actividades que ha desarrollado, y lo hace en la actualidad, son: celebrar una Semana de Estudios Marianos cada año, y publicar un volumen del Anuario ‘Estudios Marianos’ en el que se recogen los discursos y la ponencias, presentadas en la Semana de Estudios. Hasta ahora hemos celebrado 68 Semanas, y publicado 78 volúmenes del Anuario.

Hemos publicado también algunas otras obras marianas, algunas para orientar la opinión en mariología, en los años de la celebración del Concilio, y también una “Enciclopedia Mariana posconciliar” (Madrid, 1968).

¿Por qué se ha desdibujado tanto la figura de María en el catolicismo español del postconcilio?

–Padre Enrique Llamas: La respuesta a esta pregunta es compleja. Se refiere a causas, o a influyentes que determinan o causan un declive o, un deterioro de la figura de María. Estos factores fueron numerosos. Se trata de unos fenómenos y una interpretación, sobre unos sucesos localizados. No sé si alguien podrá hacer una afirmación completa y enteramente objetiva. Se dice que el Concilio Vaticano II quiso renovar y modificar muchos elementos en la vida de la Iglesia, en las prácticas de los sacramentos, de la vida cristiana, renovar lo antiguo sin disponer de medios verdaderamente eficaces para sustituir lo desechado, etc.

Tal vez fue un error de cálculo, o de estimación de la realidad, y sin duda de algunas equivocaciones. En esto, el Concilio no es infalible. Pienso en una, que no llego a entender, y tiene aplicación a muchos casos. Por ejemplo: Nadie, hasta ahora, me ha explicado, por qué razón el Concilio Vaticano II excluyó totalmente de sus documentos el nombre de San José, Padre virginal del Redentor, y Esposo de la Virgen María, etc. Por qué en el capítulo VIII de Lumen Gentium, sobre la Virgen Madre de Dios y de la Iglesia, no se atendió ninguna de las peticiones de algunos Conciliares, que pedían que a alguna frase, referente a la Virgen María, añadiesen oportunamente las palabras: ‘Y Esposa de José’. ¿Por qué esta absoluta ausencia de San José, de los textos conciliares?. Esta puede ser una de las causas, atendiendo más al espíritu, con que se hacen las cosas, que a la letra con que se exponen. Por esto estamos en el inicio de trabajar por “restaurar”, “recuperar” al San José, echado de su causa. ZENIT sabe que estamos dando los primeros pasos.

Afirma usted que, durante el Concilio Vaticano II, los teólogos marianos españoles eran tachados poco menos que de «inventores» en los aspectos de la mediación y la colaboración a la Redención de María. ¿Por qué?

–Padre Enrique Llamas: Algo parecido sucedió, en las controversias teológicas y mariológicas, ya antes de la celebración del Concilio Vaticano II en torno a los años 1956-1960, en los años postconciliares. Eminentes teólogos europeos no aceptaban la doctrina de los mariólogos y teólogos españoles acerca de la mediación mariana, y más en particular acerca de la colaboración eficiente de la Virgen María a la redención, con su Hijo, el Redentor. Hay muchas cosas escritas sobre esto. Los teólogos opuestos a la doctrina de los clasificados ya en el tiempo, defendían también, que los términos, o títulos de Mediatrix y corredenptrix,que se daban a la Virgen María, no eran conocidos ni casi usados en la tradición teológica, y por tanto que era una novedad, que se introducía en la Mariología.

Esto está historiado ya y comentado por algunos autores de la época, por ejemplo G. Guillermo Baraúna. Fue sintomática la conclusión confusa del Congreso Mariológico Internacional celebrado en Lourdes en 1958. Algunos mariólogos defendían que el título corredentrix era poco conocido y menos usado, cuando los mariólogos españoles de los siglos XVI-XVII lo usan con frecuencia. Solo dos nombres: G. Sánchez Lucero, y Cristóbal de Vega, de principio y mediados del siglo XVII, deshace la autoridad de los opositores.

Háblenos de la tradición española en relación a estos aspectos, no sólo teológica sino cultural.

–Padre Enrique Llamas: En la tradición teológica española se ha afirmado la colaboración eficiente de la Virgen María a la obra de la redención con su Hijo y bajo El, sin quitar por esto nada de la Primacía, y de la Autoría absoluta de Jesucristo, nuestro Salvador. La primera autoridad en la Iglesia en esta es San Ireneo, que contempló a María en oposición a Eva en el pecado y en la Redención. Eva colaboró al pecado; María colaboró a la salvación y redención. En España, en el siglo IV, el poeta Prudencio, parece conocer la doctrina de Ireneo, y la incluye en uno de sus Himnos. Pasando por San Ildefonso de Toledo, esta doctrina a la literatura española de los siglos XIII-XV. Desde este tiempo los temas religiosos se hacen temas de cultura.

A esta enseñanza acompaña en España la enseñanza de la doctrina y profesión de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La defensa que hacía la mayor parte en la nación de la Inmaculada, hizo que se convirtiera en un tema de interés nacional, y de expresión cultural en todos sus aspectos: tratados teológicos de valor inalcanzable; Poemas, piezas de teatro, miles de piezas poéticas; Pintura, una profusión de ejemplos inigualable, etc. La religión ha sido siempre un motivo de inspiración y de enriquecimiento de las ciencias, de la literatura y las Artes. Pocos han igualado sus perfecciones.

¿En qué modo la recuperación de la figura de María puede contribuir a la Nueva Evangelización?

–Padre Enrique Llamas: En una situación como esta, el Papa Pablo VI, intérprete auténtico del Vaticano II, y su mejor intérprete, se atrevió a afirmar: “La Iglesia, dirigida por el Espíritu Santo, y amaestrada por una experiencia secular, reconoce que también la piedad a la Santísima Virgen, de modo subordinado a la Piedad del Salvador, y en conexión con ella, tiene una gran eficacia pastoral, y constituye una fuerza renovadora de la vida cristiana (‘Marialis Cultus’, 57).

El Magisterio vivo de la Iglesia ha reiterado esta enseñanza, fundamental para renovar y orientar la vida del espíritu, y mantener el esplendor del camino de la belleza, que se recorre en la práctica de la verdadera devoción mariana. Y todo bajo el amparo y el cuidado de nuestra Madre del cielo, que con su presencia materna, configura con eficacia nuestra imagen espiritual,
a ejemplo en todo de su Hijo, nuestro Salvador. Este es el objeto de nuestra Predestinación, como nos enseña San Pablo.

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ZENIT Staff

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