Los nuevos santos, testigos del Amor ante los jóvenes

Hablan postuladores de las causas de canonización

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MADRID, 4 mayo 2003 (ZENIT.org).- Al canonizar a cinco nuevos santos españoles, Juan Pablo II permitió este domingo que más de un millón de personas conociera de primera mano las vidas de quienes dejaron todo para entregarse a los demás por amor de Dios.

Es un rasgo que el padre Simeón de la Sagrada Familia –Simeón Tomás Fernández–, carmelita descalzo y postulador de las causas de canonización de Ángela de la Cruz y María Maravillas de Jesús, destacó en declaraciones a Zenit instantes antes de que comenzara la solemne celebración eucarística en la madrileña Plaza de Colón.

«Las dos religiosas desde jóvenes se entregaron al Señor, porque cuando el amor es muy fuerte mueve a dejarlo todo», explicó el padre Simeón.

En el caso de Santa Ángela de la Cruz, «la entrega a Dios la vivió desde la Cruz. Tuvo la visión de una cruz vacía ante la de Jesús, y se sintió llamada a ocupar ella misma esa cruz para inmolarse a las almas y servir a los pobres desde la pobreza».

«Los jóvenes tienen en ella un magnífico ejemplo de desprendimiento –continuó el padre Simeón–, y las vocaciones en la congregación que fundó, las Hermanas de la Compañía de la Cruz, son abundantes».

«La vida de las religiosas –apuntó–, en gran austeridad, les llena de felicidad y son muy queridas y admiradas entre la sociedad».

«En Santa María Maravillas de Jesús, destacaría dos rasgos fundamentales: dio testimonio de que las cosas de este mundo son relativas y que en el amor de Dios está nuestra vida y nuestro futuro. “No quiero vivir sino para imitar a Cristo”, solía repetir».

«Por otro lado –añadió el padre Simeón de la Sagrada Familia–, quiso vivir la fidelidad al carisma teresiano. Por eso, en las comunidades que fundó, buscaba recuperar su tradición, historia y esencia», una llamada a la fidelidad a la que se siente invitada toda la orden con esta canonización, según confirmó el religioso.

«Todos los fieles pueden ver en ella también que, desde la contemplación, pudo desarrollar una gran labor social y ayudar a los demás manteniéndose en estrecho contacto con la realidad», concluyó el postulador de la causa de canonización.

San Pedro Poveda «transmitió un mensaje de enorme confianza en la juventud y, siendo sacerdote diocesano, fue promotor del laicado», comentó la postuladora de su causa de canonización, Encarnación González, de la Institución Teresiana, fundada por el nuevo santo–.

«Se fió de los jóvenes; toda su obra gira en torno a ellos. Si le interesaba la educación es porque le interesaban los jóvenes», observó.

Además, con la canonización de su fundador, «la Institución Teresiana experimenta un fuerte impulso hacia la santidad. Es un acontecimiento que recuerda esta llamada, que constituyó el mensaje fundamental del padre Poveda», concluyó Encarnación González.

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ZENIT Staff

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