PARIS, jueves, 18 enero 2007 (ZENIT.org).- El movimiento francés «30 años es suficiente» ha convocado para el próximo domingo 21 de enero a una marcha en París para manifestarse en favor de la vida.
Según denuncia este movimiento, «oficialmente, 220.000 bebés son abortados cada año desde la ley que despenalizó el aborto en Francia».
El movimiento «30 años es suficiente» agrupa entre otras a las asociaciones de Cristianos Protestantes y Evangélicos por el Respeto a la Vida, Médicos por el Respeto a la Vida, Protección de la Vida y la Salud, AOCPA-Escoger la Vida, Centro Internacional por la Vida, Transvida, Dejadles Vivir-SOS Futuras Madres, Renacimiento Católico.
Participan también la Confederación Nacional de Asociaciones Familiares Católicas y varias delegaciones europeas.
El movimiento cuenta asimismo en Francia con el apoyo de numerosas personalidades religiosas y civiles.
Según los organizadores, la marcha se propone defender «el carácter sagrado de la vida humana desde su concepción» y «una política familiar de ayuda a la maternidad y de apoyo a las mujeres encintas en dificultad»
Desde hace tres años, indican los organizadores, miles de personas participan en esta gran manifestación de todos los defensores de la vida, e invitan a que su número aumente en este año electoral.
Los motivos de la manifestación están, indican los organizadores, además de en la cifra anual de abortos, en las «presiones inadmisibles sobre las mujeres embarazadas para que aborten», la existencia de «un traumatismo profundo y duradero tras el aborto conocido como síndrome post aborto», la constatación de «una disgregación familiar y la desvalorización, la cosificación del ser humano, en todas las situaciones de debilidad, especialmente al principio y fin de la vida», así como las «consecuencias sobre el envejecimiento de la población y el dinamismo económico (cierre de maternidades y escuelas, problema de las jubilaciones)».
Los organizadores subrayan la oportunidad de este importante año electoral, con la celebración de elecciones presidenciales y legislativas, por lo que la marcha se convierte en «una ocasión privilegiada de demostrar la fuerza de los electores pro-vida, en un momento en el que deben ser tenidos en cuenta en el seno de la campaña electoral».
