Millones de varones chinos no podrán casarse por falta de mujer

Resultado de las políticas demográficas del Gobierno

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PEKÍN, 6 julio 2002 (ZENIT.org).- La política de un niño por familia, asumida por China, está desequilibrando cada vez más la sociedad. Un reportaje de primera página del USA Today del 19 de junio denominaba a los resultados de esta política “una pesadilla demográfica que amenaza la estabilidad de China y pone en peligro las perspectivas de mayor libertad política en el país más poblado del mundo”.

En las próximas dos décadas alrededor de 40 millones de jóvenes varones chinos no podrán casarse, asentarse y crear una familia debido a la carencia de esposas, afirmaba el artículo.

El último censo, en el 2000, mostraba que nacían 116,9 niños chinos por cada 100 niñas. Este dato hay que compararlo con el porcentaje de 111,3 por cada 100 niñas de 1990. En el resto de mundo se considera normal un porcentaje de 105-107 niños por cada 100 niñas. En Estados Unidos el porcentaje es de 104,8 niños por cada 100 niñas.

La tradicional preferencia china por los niños varones agrava el problema. También lo agrava la ley de un hijo por familia, reforzada con medidas tales que obligan a las mujeres a abortar o imponen multas a las parejas que tienen un segundo hijo.

Muchas parejas recurren también a las ecografías para identificar el sexo del niño que va a nacer, para poder así abortar a las niñas. Y esta práctica va en aumento, informaba el New York Times el 21 de junio. Aunque el gobierno ha intentado ilegalizar el uso de las máquinas que hacen ecografías para detectar el sexo de los aún no nacidos, el procedimiento todavía está disponible con facilidad en los incontables hospitales de las ciudades pequeñas y en un número creciente de clínicas de maternidad privadas, observaba el Times.

La situación varía profundamente a lo largo del enorme territorio chino. El desequilibrio es insignificante en algunas de las áreas más pobres, que incluyen el Tíbet y la región occidental de Xinjiang de mayoría musulmana, donde las minorías étnicas están sujetas a límites de nacimientos menos rigurosos. El censo del 2000 mostró que los desequilibrios más grandes se encontraban en las dos provincias más prósperas del sudeste, Hainan y Guangdong, con índices de recién nacidos de más de 130 varones por cada 100 niñas. En algunas partes de Guangdong, ese nivel alcanzaba los 144 varones por cada 100 niñas, afirmaba el Times citando a la agencia de noticias Nueva China.

En las clínicas privadas en el este de Guangdong, se pueden realizar tests prenatales por 4 dólares, y el aborto de una niña no deseada se puede fijar el mismo día por un precio de entre 15 y 120 dólares, afirmaban los aldeanos.

Las consecuencias del desequilibrio de sexos se están haciendo sentir ya. Existe un floreciente comercio de esclavos con niñas a pesar de los intentos por erradicarlo, informaba el London Sunday Telegraph el 23 de junio. Se estima que 50.000 niñas y mujeres jóvenes, algunas de menos de 8 años de edad, se han vendido o secuestrado en el mercado de esclavos en China, calculaba el periódico.

Los grupos criminales venden a mujeres jóvenes como serviles esposas por sólo 300 libras esterlinas (456 dólares) –la mitad del salario medio anual–. Muchas de estas mujeres son puestas a la venta en los mercados y se venden a sus propietarios que abusan de ellas física y sexualmente. Algunas mujeres acuden a los mercados voluntariamente, pero muchas han sido secuestradas o vendidas por sus familias.

La investigación del Telegraph se centró en la provincia occidental de Sichuan. Uno de los entrevistados fue Zhu Wenguang, un voluntarioso policía que está intentando seguir la pista de los secuestrados y vendidos como esclavos. Durante los últimos siete años ha rescatado a más de 100 muchachas y mujeres.

“Los hombres que compran estas mujeres están desesperados por tener una esposa”, afirma. “Con frecuencia tienen el doble de edad que las mujeres que compran”.

La política continúa
En los últimos tiempos se han publicado informes conflictivos sobre si la política de un solo hijo se debe relajar. Pero a principios de este año el Congreso Nacional del Pueblo, la cámara legislativa china, ha confirmado esta política, informaba la BBC el 9 de enero.

La legislación aprobada por el Congreso estipula que las parejas urbanas deben tener generalmente un solo hijo. Zhang Weiqing, director de la Comisión estatal de Planificación Familiar, informó a la prensa de que la población del país continúa creciendo en 10 millones cada año, la ley se mantendrá como política nacional básica a largo plazo.

Ha aumentado la controversia la nueva legislación que establece explícitamente que los esposos son responsables a la par de la planificación familiar. Esto, advierte Zhou Xiaozheng de la Universidad Renmin de China, significa que la ley se adentra en un área que muchos consideran materia privada entre los esposos. La decisión de tener un hijo debería regirse por la ética, más que por la ley, afirma. “La mejor manera de resolver este problema es a través del diálogo entre el marido y la esposa, donde la regla suprema es el mutuo respeto”, afirmaba
Zhou según el China Daily.

Un ejemplo vivo de los abusos que ha traído el límite de un solo hijo fue puesto de relieve en un reportaje del London Telegraph el 5 de agosto del año pasado. Las autoridades provinciales de Guangdong ordenaron que la empobrecida región montañosa de Huaiji llevara a cabo 20.000 abortos y esterilizaciones antes del fin de año, después de que los responsables de planificación familiar descubrieran que la política de un solo hijo había sido flagrantemente violada.

El edicto vino después de que los funcionarios del censo descubrieran que la familia media de Huaiji tiene cinco o más niños. Según el Telegraph, muchos de los abortos se realizaron a la fuerza en mujeres campesinas, para lograr la cuota.

Como parte de la campaña, los funcionarios de la región han estado comprando caros equipos ultrasónicos para ser llevados hasta las aldeas más alejadas en coche. Detectando si las mujeres están embarazadas, las máquinas permitirán que los doctores del gobierno ordenen abortos en el terreno. En el hospital regional de Huaiji, se ordenó a los doctores que esterilizaran a las mujeres una vez que hubieran dado a luz tras embarazos oficialmente aprobados.

Debate en torno al Fondo de Población de la ONU
La política de planificación familiar de China ha sido puesta de relieve en el contexto del prolongado debate entre la Cámara de Representantes norteamericana, el Senado y el presidente George W. Bush sobre la financiación por parte de los Estados Unidos del Fondo de Población de las Naciones Unidas. Quienes se oponen en el país a esta financiación, han citado entre otras razones el apoyo de las Naciones Unidas al injusto control de población en China.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) insiste en que no hay abusos en China, como explicaba el representante republicano Chris Smith, vicesecretario del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara, en un artículo del Washington Times el 19 de diciembre. En aquel momento el UNFPA acababa de redactar un informe absolviendo a China de cualquier abuso en el campo de la planificación familiar, explicaba Smith.

Pero, observaba Smith, el UNFPA “ha financiado y proporcionado ayuda técnica crucial y, lo que es más importante, ha dado cobertura a crímenes masivos de abortos forzados y de esterilización no voluntaria” en China.

Continúa el debate sobre la financiación norteamericana al UNFPA. Sin embargo, para millones de jóvenes varones chinos que querrán casarse algún día, la solución a los abusos de la planificación familiar en su tierra puede llegar demasiado tarde.

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ZENIT Staff

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