WASHINGTON, miércoles, 14 octubre 2009 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Estados Unidos pidió a los líderes del país que si el uso de la fuerza militar es necesario en Afganistán, esta sea “proporcionada y discriminada”.
El obispo de Albany, monseñor Howard Hubbard, presidente de la Comisión Episcopal de Justicia y Paz Internacional, hizo un llamamiento, en una carta de fecha 6 de octubre al general James Jones, consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Escribió la carta para ofrecer pautas y sugerencias mientras la Administración del país revisa su estrategia en Afganistán.
“Aunque somos pastores y educadores y no expertos militares –declaró el prelado en representación de toda la Conferencia- podemos compartir la doctrina y experiencia católica que puede ayudar a documentar las diversas opciones políticas”.
Señaló: “Reconocemos que la situación en Afganistán y la vecina Pakistán está en una coyuntura crítica. Un fracaso de estos Estados, especialmente por la posesión de armas nucleares de Pakistán, tendría graves implicaciones para la seguridad regional e internacional”.
El obispo reconoció que “frente a las amenazas terroristas, sabemos que nuestra nación debe responder a los ataques indiscriminados contra civiles inocentes en modos que combinen la decisión de hacer lo que es necesario, el control para asegurar que actuamos justamente, y la visión para afrontar temas más amplios de pobreza e injusticia que son aprovechados sin escrúpulos por los terroristas para ganar reclutas”
Aludió a una declaración emitida por la Conferencia Episcopal tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y subrayó algunos de los principios contenidos en la misma.
En representación de los demás obispos, monseñor Hubbard urgió a la Administración a “revisar el uso de la fuerza militar – cuando la fuerza sea necesaria para proteger a los inocentes y para resistir al terrorismo – para asegurar que sea proporcionada y discriminada”.
Sugirió el desarrollo de criterios específicos para determinar “cuándo es apropiado acabar la acción militar en Afganistán”.
Así mismo, escribió el prelado, la Conferencia exhorta a la Administración a considerar centrarse más en “la diplomacia, el desarrollo a largo plazo, especialmente programas agrícolas, y la asistencia humanitaria”.
Añadió que esto debería ser importante para “fortalecer el buen gobierno local y la participación de grupos locales en la planificación de su propio desarrollo” y para “impulsar el apoyo internacional a crear gobiernos efectivos nacionales y locales”.
“La implicación militar en el desarrollo debería ser reducida progresivamente en la medida en que la situación se estabilice y las agencias civiles reanuden su actividad”, afirmó el obispo.
Señaló que sus sugerencias también provienen de la consulta sobre la experiencia de Catholic Relief Services (la Caritas estadounidense), una organización que ha estado trabajando en Afganistán durante una década en proyectos locales que abarcan la agricultura, agua, generación de ingresos, educación y salud.
Su “habilidad para desarrollar colaboraciones locales, implicar a la gente en el examen de sus necesidades y la determinación de prioridades, se traduce en que estas comunidades están más comprometidas en su propio desarrollo”, afirmó el obispo de Albany.
Asimismo, añadió, la gente está más comprometida en proteger los programas y el equipo de la organización.
El prelado concluyó: “Los obispos reconocemos que nuestro país tiene la responsabilidad moral de combatir el terrorismo y ayudar a reconstruir Afganistán”.
Reconoció que “no hay respuestas fáciles sobre cómo complir mejor estos objetivos” pero expresó la esperanza de que estas reflexiones ayuden a las autoridades a planificar una estrategia sobre el futuro trabajo en Afganistán.
Texto completo de la carta en inglés:
http://www.usccb.org/sdwp/international/2009-10-6-hubbard-ltr-to-nsc-crs-afghanistan.pdf
[Traducido del inglés por Nieves San Martín]
