Promesas de los grandes del mundo en Génova

Prometen condonar la deuda, lucha contra el sida y tecnología para pobres

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GÉNOVA, 22 julio 2001 (ZENIT.org).- La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los siete países más industrializados del mundo y de Rusia terminó con promesas para paliar la brecha económica que en estos momentos caracteriza el planeta.

«Estamos decididos a que la globalización funcione para todos los ciudadanos, especialmente para los pobres del mundo», señala el comunicado final de la cumbre del G8.

La presión internacional que ha caracterizado esta cumbre ha llevado de hecho a los jefes de Estado a dar más importancia que en otras ocasiones a los desafíos solidarios. Estas han sido las promesas más importantes.

Fondo contra el sida
Los jefes de Estado y de Gobierno del G8 han prometido 1.800 millones para el Fondo Mundial contra el sida y las enfermedades infecciosas lanzado por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, que podría estar operativo «antes de fin de año». La cifra que sin embargo ha propuesto el líder de la ONU para que el Fondo pueda afrontar de manera eficaz estas enfermedades, entre las que se encuentra la malaria y la tuberculosis, es de 7.000 millones de dólares. Falta mucho, por tanto, para responder a las necesidades.

Tecnología para los países pobres
Los países más industrializados del planeta han aprobado en la cumbre de Génova un plan de acción para reducir la «brecha tecnológica» con los países más pobres. El objetivo es ayudar a los países en desarrollo a lograr un mayor acceso a las nuevas tecnologías, por ejemplo, con la instalación de puntos tecnológicos comunitarios en los pueblos, y la promoción de su uso para luchar contra la pobreza.

El Banco Mundial va a invertir 1.5 millones de dólares para crear infraestructuras y nuevos proyectos destinados a facilitar la penetración multimedia en los países en desarrollo, declaró Mohsen Khalil, un responsable del proyecto.

Deuda externa
En la cumbre preparatoria de los siete grandes (en la que no participó Rusia), se anunció que 23 países pobres gozarán de una reducción de su deuda externa por un valor de 53 mil millones de dólares. En particular, se especificó que se cancelarán «las deudas derivadas de ayudas públicas al desarrollo y de créditos comerciales ya previstos por la iniciativa» a favor de los países altamente endeudados.

Esta iniciativa, lanzada en 1996, ha permitido la cancelación del 70% de la deuda de 37 países. De entre ellos, han quedado excluidos sin embargo once países, en su mayoría africanos, involucrados en guerras.

El comunicado de los siete grandes pide que los países que verán condonada su deuda adopten medidas concretas de desarrollo y de reducción de la pobreza, en cooperación con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Ambiente
Asimismo, los dirigentes del G8 juzgaron necesario reducir las emisiones de gas con efecto invernadero, aunque no pudieron evitar hacer constar su «desacuerdo» sobre el Protocolo de Kioto y su ratificación, a la que ha renunciado Estados Unidos.

Muerte
Por otra parte, los dirigentes del G8 lamentaron en su comunicado final la muerte el pasado viernes de un activista italiano Carlo Giuliani (23 años) que participaba en las manifestaciones en contra de la globalización, pero reiteraron que «una minoría violenta» no les impediría reunirse en un futuro.

La próxima cumbre de jefes de Estado y Gobierno del G8 se celebrará del 26 al 28 de junio de 2002 en la localidad de Kananaskis, en la provincia canadiense de Alberta, según informó hoy el primer ministro canadiense, Jean Chrétien.

El Grupo de los Ocho (G-8) está integrado por Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Rusia.

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ZENIT Staff

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