Reunificadas las dos ramas de la Iglesia Ortodoxa Rusa

En un acto en la Catedral de Cristo Salvador

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MOSCÚ, jueves, 17 mayo 2007 (ZENIT.org).-La Iglesia Ortodoxa Rusa cicatrizó este jueves una herida abierta hace ochenta años, cuando una rama creada en Occidente por refugiados que huyeron de la Unión Soviética restableció relaciones con la iglesia madre, en una fastuosa ceremonia en la catedral de Moscú.

Los líderes de las dos ramas ortodoxas firmaron un documento de reunificación mientras las campanas resonaban en la Catedral de Cristo Salvador.

El presidente Vladimir Putin asistió a la ceremonia, considerada una nueva iniciativa de Rusia para volver a conectar con su pasado presoviético y enterrar los fantasmas de la revolución y ateísmo patrocinado por el Estado.

«La división en la Iglesia fue resultado de una profunda crisis política en la sociedad rusa –dijo Putin tras besar un icono ortodoxo–. El restablecimiento de la unidad de la Iglesia es una condición importante para redescubrir la unidad perdida del pueblo ruso».

El patriarca Alejo II, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y el metropolitano Laurus, líder de la Iglesia Ortodoxa en el Extranjero, con sede en Nueva York, firmaron el documento ante líderes de la Iglesia y familiares del último zar.

El arzobispo católico de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, declaró: «Es un hecho muy, muy importante, porque toda unificación tiene lugar según la voluntad de Jesús, porque Él pide que todos sean uno, aunque en este caso hablemos de ortodoxos».

«Estoy seguro de que la voz de la Iglesia ortodoxa, que defiende las raíces cristianas de Europa ante los desafíos del mundo contemporáneo, después de esta unificación será más fuerte», ha explicado en declaraciones a «Radio Vaticano».

«La Iglesia ortodoxa rusa cuenta hoy con muchos rusos fuera de su país y también ellos tienen necesidad de una atención pastoral que ahora será más fácil. Como católico estoy muy satisfecho».

«Deseo que la Iglesia ortodoxa rusa sea fuerte en la proclamación de Evangelio de Cristo y en la defensa de los valores y de las raíces cristianas del continente», dice Kondrusiewicz.

Según cálculos oficiales, la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero cuenta tan sólo en Estados Unidos con 480.000 fieles.

Los «rusos blancos» en el exilio, que respaldaron al Zar Nicolás II, y se opusieron a los comunistas crearon la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, tras perder una guerra civil, en los años veinte del siglo pasado. Establecieron su sede primero en Serbia, pero después se trasladaron a Nueva York.

El documento establece oficialmente la «comunión canónica», lo que significa que ambas Iglesias reconocen las respectivas jerarquías religiosas y celebraciones y la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero aceptará la autoridad final del Patriarca Alejo.

Para el patriarcado de Moscú, dos tercios de los 142 millones de ciudadanos rusos es ortodoxo, a éstos se les añaden millones de fieles en las antiguas repúblicas soviéticas.

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ZENIT Staff

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