Un pastor con olor a oveja en los Andes

Congreso de la República peruano condecora al obispo emérito de Huancavelica

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P. Carlos López Bonifacio

El pasado miércoles 10 de julio, el Congreso de la República del Perú otorgó la medalla de honor en el Grado de Caballero, a monseñor William Dermott Molloy McDermott, obispo emérito de Huancavelica, en reconocimiento a su infatigable labor pastoral, educativa y asistencial durante cerca de treinta años en el departamento más pobre del Perú.

La ceremonia se realizó en las instalaciones de la Casa de Reposo de la Clínica Tezza (Lima), donde se encuentra hospitalizado el obispo debido a su frágil estado de salud. Al evento asistieron el arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, el congresista huancavelicano Wulian Monterola Abregú, el ingeniero Alberto Benavides de la Quintana, entre otras personalidades religiosas y civiles.

Un justo reconocimiento

El homenaje protocolar se vio alterado por las intensas cargas emotivas que suscitaron las palabras de los distintos amigos y testigos que recordaron, no sin nostalgia, el admirable y discreto servicio desarrollado en los Andes Peruanos por el homenajeado, presente allí con evidentes signos de debilidad física.

El parlamentario Monterola expresó que “El Congreso de la República no puede estar ajeno al reconocimiento de personas valiosas como monseñor William Demetrio Molloy. Todos los huancavelicanos agradecemos su contribución por su trabajo incansable en la Diócesis de Huancavelica por más de treinta años, donde impartió la fe, la esperanza, el amor, y la unión entre todos; pedimos al Señor por su salud”, concluyó.

Por su parte, el cardenal Juan Luis Cipriani dijo que “monseñor Demetrio supo conocer y entrar en el mundo de la gente de Huancavelica. Es un claro ejemplo de cómo la Iglesia demuestra el amor que tiene a los más pobres”. Por eso, “la gran medalla que tiene es haber servido a Dios con sencillez y trabajo”. Y refiriéndose a la traducción de la Biblia al quechua, dijo que el hoy obispo emérito “nos hablaría más contento en quechua, porque es uno de los hombres que más quechua sabe en todo el Perú”. “Él ha viajado por el mundo entero llevando a Huancavelica en el corazón con sus cantos, con sus necesidades”. Por eso, “Nos quedamos muy cortos ante una persona que ha buscado siempre el amor de Dios, un hombre bueno y fiel. ¡Gracias monseñor Demetrio y sigue bendiciéndonos!”.

Un pastor en los Andes

Monseñor William Dermott Molloy McDermott, conocido como monseñor Demetrio, es un misionero irlandés quien llegó al Perú después de trabajar algunos años en la Diócesis de Alabama (EEUU), donde trabó amistad con la Madre Angélica, fundadora del canal de televisión EWTN. Durante catorce años estuvo al frente de una parroquia campesina en Huancarama (Apurimac), donde aprendió el quechua y lo llegó a dominar. En 1976 fue consagrado como obispo auxiliar de Huancavelica y desde 1982, ya como obispo titular, supo regir su diócesis en momentos muy difíciles por la pobreza material y espiritual y por el terrorismo. Fiel a su lema “Amor con amor se paga” no cesó en fomentar una cultura de paz.

Promocionó la atención a los niños y ancianos abandonados con la creación de comedores populares y asilos de ancianos. Se preocupó por la formación de los jóvenes con la creación del “Colegio Seminario San Juan María Vianney”, el Instituto Pedagógico “Santa Rosa”, y promovió la “Escuela de música Santa Cecilia” donde los niños y jóvenes, varios de ellos hoy presbíteros, cultivaron el amor a Dios mediante la música y el canto. En colaboración con la Asociación Suzuki del Perú, la educación para el talento musical sigue dando sorprendentes frutos.

Monseñor Demetrio difundió por todo el mundo el amor a la cultura quechua con sus cantos y su idioma. Así lo demuestran sus diversas traducciones al quechua de la Biblia, del Ritual de sacramentos, el Misal, el Catecismo ilustrado, el libro «Camino» de san Josemaría Escrivá y la edición del Cantoral Litúrgico “Cantate Deo cum Jubilo”, donde se esforzó en recopilar lo que él llamaba “El Gregoriano de los Andes”, las más bellas y piadosas melodías en quechua cultivadas desde la primera evangelización.

Además, por intermedio de Caritas, realizó diversas obras de proyección social en el mundo campesino, de quienes se preocupó también por su atención espiritual. La formación de los catequistas rurales y la promoción vocacional al sacerdocio y a la vida religiosa fueron algunas de sus prioridades. Los cerca de cincuenta presbíteros egresados del Seminario Mayor «Nuestra Señora de la Evangelización» son su mayor alegría, y han dado una nueva vitalidad a la Diócesis.

En enero de 2005, monseñor Demetrio Molloy sufrió un triple infarto cerebral que le ha dejado paralítico hasta el día de hoy. Cada semana, los presbíteros de su diócesis viajan once horas hasta Lima para acompañar y rezar con su obispo que está bajo el cuidado médico de las Hijas de San Camilo en la Casa de Reposo de la Clínica Tezza, desde donde ofrece todos sus sufrimientos por el bien de la Iglesia. Fue un pastor con olor solo a oveja.

Para conocer un poco más de la obra de monseñor Demetrio Molloy aquí

*El padre López es un presbítero de la Diócesis de Huancavelica y formador del Seminario menor “San Juan María Vianney”.

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Carlos López Bonifacio

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