CIUDAD DEL VATICANO, 20 sep (ZENIT.org).- «El diario del Vaticano dice que debería tolerarse el preservativo para combatir el sida». Este es el titular que recorrió como un terremoto las redacciones de los periódicos de Estados Unidos y de Gran Bretaña el fin de semana pasado.
La gran revelación, publicada por el «Pittsburgh Post/Gazette» y retomada después por la agencia de noticias «UPI» (15 de septiembre), se basaba en noticias frescas: ¡un artículo de «L´Osservatore Romano» del «pasado mes de abril»! El despacho no especificaba ni siquiera el día de su publicación.
Manipulación de mano a mano
¿Qué es lo que pasó entonces? En la última edición de «America», revista editada en Estados Unidos, los jesuitas Jon Fuller y James Keenan afirman que en el Vaticano se ha dado un replanteamiento del argumento con la publicación de un artículo de monseñor Jacques Suaudeau del Consejo Pontificio para la Familia, aparecido el 5 de abril en la edición italiana cotidiana de «L´Osservatore Romano», diario oficioso (no oficial) de la Santa Sede.
El artículo de «America» explica que monseñor Suaudeau presenta la fidelidad en el amor y abstinencia sexual antes del matrimonio como el mejor medio para prevenir el sida. De todos modos, los padres Fuller y Keenan, afirman que el texto presenta una cierta tolerancia de cara a la distribución de preservativos en ciertas circunstancias, y desean que este artículo sirva para que los obispos en el mundo cambien de opinión y dejen de defender las enseñanzas de la Iglesia.
El «Pittsburgh Post/Gazette» publicó un artículo de «America» en el que se extrapolaban algunas de las afirmaciones. Tomando ese texto, de tercera mano, UPI escribió una nota plagada de inexactitudes, que alteraban claramente no sólo las afirmaciones de «L´Osservatore Romano», sino también las de «America». Uno o dos días después, importantes periódicos de habla inglesa, como el «New York Times», el «Telegraph» de Londres y el «Post-Dispatch» de Canadá, publicaron artículos que se basaban en UPI, es decir, en esta ocasión, una fuente de cuarta mano.
Por ejemplo, según «The Telegraph» (18 de septiembre), el artículo de monseñor Suaudeau decía: «Si la gente quiere prevenir el sida, tiene que convencerse de que tiene que cambiar de comportamientos sexuales. Mientras se hacen esfuerzos en este sentido… el preservativos es uno de los mejores medios para contener la transmisión sexual del virus VIH y del sida».
Exactamente lo contrario
La cita altera totalmente las afirmaciones del artículo gracias a esos mágicos puntos suspensivos. El artículo original en italiano decía lo siguiente: «Por lo que se refiere al sida, si se quiere aplicar una auténtica prevención, es necesario convencer a las personas a que modifiquen su comportamiento sexual, que es el principal responsable de la difusión de la infección. Mientras no se haga un auténtico esfuerzo en este sentido, no se realizará una auténtica prevención. El preservativo forma parte de los medios para «contener» la transmisión del virus VIH/sida, es decir para limitar su transmisión. Pero todos están reconocen que la «garantía» en este campo no existe y no puede existir. Sin hablar de la posibilidad de ruptura o de movimiento de los condones hechos con látex que siempre puede darse durante el acto sexual».
El artículo de «L´Osservatore Romano» distingue entre campañas de «prevención» del sida y campañas de «contención». Las campañas de promoción del preservativo no pueden ser consideradas como campañas de «prevención» por motivos demostrados por las más prestigiosas revistas científicas. La prevención, por tanto, sólo es garantizada por la fidelidad en el matrimonio. De hecho, los estudios estadísticos, recuerda, atribuyen un margen de error al preservativo den entre el 10 y el 15 por ciento.
La auténtica propuesta de la Iglesia
Ahora bien, el artículo deja algo muy claro: el objetivo de la Iglesia no es combatir el preservativo, sino promover el auténtico amor y la fidelidad. En concreto, ofrece la experiencia de grupos de jóvenes de Uganda, Tanzania y Nigeria animados por religiosos y religiosas (que han adoptado nombres significativos como «Youth alive» o «Youth for Life»), de 16 y 18 años de edad. Se han comprometido a luchar contra el sida junto a sus compañeros y compañeras de escuela, asumiendo el compromiso de la abstinencia sexual hasta el matrimonio y de la fidelidad conyugal después del mismo.
«Estos grupos no son proyecciones teóricas –reconoce el artículo de «L´Osservatore Romano»–. Existen de verdad y, desde hace años, con discreción y eficacia. Hemos tenido la oportunidad de encontrarnos con estos chicos y chicas «normales», sonrientes, alegres, a quienes les gusta la música y el fútbol, amantes de la vida pero no del preservativo. Estos grupos no quieren dinero: piden amor, paciencia, tiempo, dedicación y fe por parte de quien les quiere ayudar».
«Con los millones de dólares gastados en la industria de los preservativos –concluye el artículo– se hubiera podido hacer mucho más por estos jóvenes de África, por su educación, por su sustentamiento, y por la prevención eficaz contra el contagio del sida».
La respuesta: el auténtico amor
El artículo constituye, en última instancia, un homenaje al amor y a la fidelidad entre dos jóvenes, un valor en el que siempre ha creído y creerá la Iglesia. «La Iglesia cree en el valor del hombre y de sus recursos», concluye. Por el contrario, algunas campañas tratan al hombre «como si se tratara de un animal, sometido a una visita veterinaria».