ROMA, 17 oct (ZENIT.org).- Entre el 14 y el 15 de octubre la Renovación Carismática celebró sus jornadas jubilares en Roma, en concomitancia con el Jubileo de las familias, que tenía lugar en esos mismos días y en el que en total participaron más de 250 mil personas. La coincidencia no era casual: se convirtió en una manera de afirmar solemnemente el compromiso por la familia que a partir de ahora ha asumido este movimiento.
El espectáculo que ofrecieron el día pasado los miembros de la Renovación en la Ciudad Eterna era ya de por sí significativo. Desfiles alegres de familias en marcha hacia las basílicas jubilares. Sombreros de colores, pañuelos, pancartas con la indicación de la diócesis o el movimiento de pertenencia. Niños que asoman de las mochilas sobre los hombros de los papás, que se escapan repentinamente de los grupos y se ponen a correr entre los coches. Los 25 mil «carismáticos» –como se les conoce comúnmente– se reunieron el sábado pasado en 20 plazas de Roma según grupos lingüísticos.
Los más numerosos eran los italianos, que llenaban seis plazas. De este modo anunciaron solemnemente al mundo su nuevo apostolado específico: el servicio a la familia. Salvatore Martínez, coordinador nacional de la Renovación Carismática en Italia, explica a «Zenit»: «Hemos decidido dar a la profecía de la familia un papel específico. Todo nuestro movimiento está llamado a vivir un tiempo de profundización espiritual para modelar la vida y la fe a las exigencias familiares».
No son sólo buenos propósitos. Los carismáticos han puesto en marcha un vasto programa de formación para agentes de pastoral con el objetivo de acompañar el compromiso ordinario de las diócesis. Un compromiso de servicio, sin ninguna estrategia de «conquista». «Monseñor Angelo Comastri, arzobispo del santuario de Loreto, dedicado a la Sagrada Familia –cuentan Angelo y Francesca Venturini, milaneses, responsables nacionales para el sector familia de la Renovación–, ha puesto a nuestra disposición una casa que desde hace unos meses se ha convertido en nuestro centro nacional para la formación».
La Renovación carismática católica surgió en Estados Unidos a finales de 1966 e inicios de 1967 por obra de algunos profesores de universidades católicas, impresionados por la intensa experiencia neo-carismática pentecostal protestante. Los grupos de oración son la estructura fundamental de esta corriente –que no se identifica propiamente hablando con el concepto de movimiento eclesial–. La experiencia interior del Espíritu es acompañada frecuentemente por particulares manifestaciones de los dones del Espíritu, como la curación, hablar lenguas, las profecías.
La nueva vocación familiar de la Renovación ha sido subrayada también por monseñor Renzo Bonetti, director de la Oficina de la Conferencia Episcopal Italiana para la Familia, que el sábado pasado, al encontrarse con los grupos carismáticos, exhortó a las familias a «dar espacio al don del Espíritu Santo donado a cada pareja en el sacramento del matrimonio, con una vida de plena pertenencia a la esposa que es la Iglesia».
También el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, y el arzobispo Crescenzio Sepe, secretario general del Comité vaticano para el Gran Jubileo, agradecieron públicamente el sábado pasado a las familias de los carismáticos un entusiasmo que se nutre de espiritualidad pero también de vida cotidiana. Como la mostrada por la familia de Marcello y Gabriella.
El, que es ex toxicómano, ha cambiado su vida tras haber encontrado a su novia, se ha acercado de nuevo a la fe y se ha convertido en diácono permanente. Hoy Marcello y Gabriella guían una comunidad de acogida para familias en dificultad.
Otro ejemplo de esta «profecía de la familia» fue ofrecido en el encuentro de los «carismáticos» con el que prepararon la gran cita con el Papa: Federico y Netta, de la diócesis italiana de Melfi, tras haber tratado en vano durante años de tener un hijo, decidieron, ya con cuarenta años, adoptar a una quinceañera chilena que había estado siempre en orfanatos. Genoveva no había ido nunca al colegio, sabía apenas leer y escribir. En Italia ha recomenzado los estudios. Hoy, con 23 años, se ha inscrito en la Universidad.
La difusión de la Renovación Carismática en el mundo es imponente: se calcula que cuenta más de 60 millones de personas participan en sus grupos de oración. En Roma, se encuentra su Centro de Coordinación, el International Catholic Charismatic Renewal Services (http://www.iccrs.org/), que cuenta con el apoyo de la Santa Sede (Cf. «Mensaje de Juan Pablo II a la Renovación Carismática, 14 de abril de 2000»)