La pareja había acudido a los tribunales de justicia porque, en su opinión, la convención europea de Derechos Humanos les respaldaba en la posibilidad de elegir que su próximo hijo fuera una niña.

La pareja, natural de Monifieth, localidad cercana a Dundue, en Escocia, tiene cuatro hijos varones. Hace un año murió en un accidente la única hija que tenían y querían reemplazar su pérdida. Este matrimonio había pedido permiso para usar la tecnología que ofrece la fertilización «in vitro» para asegurarse que su próximo bebé fuera una niña.

Sin embargo, desde la «Human Fertilisation Authority» se les negó esta posibilidad por considerar que abre el camino a todas aquellas personas que pretendan concebir hijos «a la carta» Ante la negativa, la pareja presentaron recurso ante los tribunales.