El obispo había sido arrestado el 14 de septiembre pasado en su pueblo, Hangpu, en Jiangxi, provincia de China sudoriental. A sus ochenta años, fue llevado por la fuerza a la prisión local de Linchuan, en la que cada tres días los funcionarios de la Asociación Católica Patriótica --una especie de Iglesia oficial controlada por el Partido Comunista-- le leían la reglamentación sobre la libertad de culto en China.

Al regresar a su casa, la policía ha pedido al obispo que no hable con los extranjeros.

La agencia Misna informa que todavía no se tienen noticias del obispo auxiliar, Deng Hui, y del sacerdote Liao Haiqing, arrestados junto al obispo Thomas Zeng Jinghu. Ninguno de ellos han aceptado inscribirse en la Iglesia patriótica.

Por este motivo, monseñor Thomas ha sufrido unos 30 años de cárcel, de 1958 a 1976 y de 1981 a 1989. Después, de manera intermitente, también fue privado de su libertad entre 1994 y 1998. Desde entonces, siempre ha estado bajo el control constante de la policía.

En China hay unos 11 millones de católicos, entre los que pertenecen a la Iglesia clandestina y los que están inscritos a la Asociación patriótica.