CIUDAD DEL VATICANO, 23 oct (ZENIT.org).- «Deseo expresar mi gratitud por este espléndido concierto ofrecido por la República Checa que nos ha consentido contemplar con la ayuda del arte el misterio de Cristo fundamento de nuestra esperanza», dijo Juan Pablo II ayer al concluir, en una atestada Aula Pablo VI, el concierto en su honor ofrecido por la República Checa con motivo del Jubileo y del aniversario de su elección como Sumo Pontífice.
«En esta ocasión deseo enviar un saludo al presidente de la República Checa, Vaclav Havel. Saludo con afecto a los señores cardenales y hermanos del Episcopado que han querido participar en este evento artístico y cultural. Mi saludo se extiende a todos los que han intervenido y que han compartido la alegría de la estupenda interpretación dirigida por el maestro Aldo Ceccato», añadió Juan Pablo II, que pronunció parte de su agradecimiento, dirigido también a los organizadores, en checo. «La singular experiencia espiritual vivida esta tarde –añadió el Papa– me induce a hacer el augurio de que la nobleza del arte pueda introducir al hombre del nuevo milenio en la contemplación evangélica, la única que puede construir una nueva humanidad».
El Concierto –al que han asistido el primer ministro checo, otros tres ministros y gran cantidad de peregrinos de este país– ofreció la parte segunda del Oratorio «Christus», de Franz Liszt, interpretado por la Orquesta Filarmónica y el Coro Filarmónico Checo de Brno, dirigidos por el maestro Aldo Ceccato y con la actuación de los solistas Henrietta Lednárová (soprano), Hana Bandová-Stolfová (mesosoprano), Vladimír Dolezal (tenor), Vladimír Chmelo (barítono) y Jirí Sulzenko (bajo).
Este concierto sigue a los que ya habían ofrecido al Santo Padre Gran Bretaña, Austria y Hungría. En la dedicatoria del concierto, el presidente checo Vaclav Havel escribe: «Cada vez más personas se dan cuenta de que la futura existencia del género humano sobre esta Tierra se encuentra, hoy quizá más que nunca, en las manos de quien logra no pensar sólo en sí mismo y en las de quien durante su actividad piensa en todos sus próximos sin ninguna excepción. Sí, el futuro de la humanidad se encuentra hoy en la civilización del espíritu, en la responsabilidad y en el amor».
Por su parte el cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga, expresa su deseo para los intérpretes y el público de que «cada corazón sea tocado por el gran misterio de Cristo que siempre representa una fuerte respuesta a cada deseo del corazón, aunque escondido, en el hombre de hoy».
El ministro de Cultura checo, Pavel Dostal, indica que «el perfil de este fin de siglo así como el inicio del nuevo milenio es un momento en el que recordar nuevamente todos aquellos acontecimientos que han estado en la raíz de nuestra civilización europea. Sin duda el oratorio “Christus” de Liszt es el mejor regalo que nuestro músicos podían hacer al Santo Padre con ocasión del Gran Jubileo 2000 y del aniversario de la elección a Sumo Pontífice».
Martin Stropnicky, embajador de la República Checa ante la Santa Sede, ha indicado a Radio Vaticana a propósito del concierto que, además de un regalo al Santo Padre «es también para nosotros un gran honor. Al mismo tiempo, para una pequeña embajada como la nuestra representa un esfuerzo logístico absolutamente fuera de lo normal: el Aula es grande y también el interés de la gente es grande». La República Checa ya ha estado presente con motivo del Jubileo en el Vaticano. «Hemos iniciado –explica el embajador– en diciembre del año pasado con una forma de prólogo: estuvo aquí nuestro presidente, Vaclav Havel, que trajo el regalo del árbol de Navidad con nuestra peregrinación nacional. Ahora, este concierto y luego habrá una exposición muy interesante en el Palacio Venecia, a finales de noviembre».