MADRID, 8 nov (ZENIT.org).- ¿A quién corresponde el derecho a educar? ¿Existe libertad de enseñanza, igualdad de oportunidades y autonomía para los centros de iniciativa social? ¿Cuál es el papel de la educación en una sociedad plural e integrada? A estas y otras preguntas pretende dar respuesta el II Congreso «Católicos y vida pública», que bajo el lema «Educar para una nueva sociedad», se celebrará en Madrid los días 17, 18, 19 y 24 de noviembre
El encuentro fue presentado ayer a la prensa por el presidente de la institución que lo organiza, la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Coronel de Palma; así como por el presidente de la Comisión de Educación, Cultura y Deportes del Congreso de los Diputados de España, Eugenio Nasarre; y el presidente del Consejo de Estado, Íñigo Cavero.
El congreso será inaugurado por el nuncio de Juan Pablo II en España, el arzobispo Manuel Monteiro de Castro, y clausurado por la presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine. Contará con 600 asistentes y 80 ponencias de prestigiosos pedagogos, académicos, periodistas, políticos y juristas.
La educación, clave para el desarrollo de un país
En el encuentro de presentación a la prensa Íñigo Cavero resaltó la importancia de la educación en el progreso de cualquier país. «Cada vez es más importante el tema de la educación –subrayó–, tanto que los estados que acierten con su política educativa, serán los líderes en un futuro próximo».
Cavero indicó que «hoy en día, lo que distingue más a las diferentes opciones políticas y sociales, son los temas culturales y educativos», por lo que calificó de normal que «cualquier político que aspire a la mejora de las libertades en su país, sepa que éstas se aseguran por la vía de la educación. La educación contribuye a la garantía de las leyes y las libertades, y cuanto mejor se organice la educación, mayor progreso tendrá aquel estado de cara al futuro».
Tres objetivos
Por su parte, Alfonso Coronel de Palma repasó los objetivos del Congreso, básicamente tres: «analizar los retos de la educación en una sociedad plural; propiciar un foro de debate en el que participen todas aquellas personas que creen en la libertad de educación, en el derecho de los padres a elegir qué educación quieren para sus hijos y en la obligación del Estado de proveer el marco adecuado para el ejercicio de esa libertad; y ser un punto de encuentro de todos los que entienden la educación como una vocación de servicio a la sociedad, con sentido de responsabilidad y haciendo presente la dimensión espiritual del hombre desde los valores del humanismo cristiano».
Coronel de Palma quiso resaltar «la vocación de quienes comparten la misma fe, perdiendo el miedo a expresar su forma de ver las cosas en cuestiones que afectan a la vida pública», a la vez que subrayó lo abierto de las discusiones, «porque es bueno que se pueda hablar de todo y con distintos puntos de vista».
Como bien dijo Íñigo Cavero, a la buena educación «no sólo interesa crear buenos profesionales, sino personas y ciudadanos con valores cívicos y de la convivencia bien asentados».
Exceso de oficialización
Preguntado sobre la asignatura de Religión en las escuelas españolas, Coronel de Palma subrayó que, pese a ser una cuestión importante, no es la esencial. «El tema más relevante es el de la libertad de educación –dijo–. El actual modelo es brutalmente estatalista».
«¿Es normal –se preguntó– que todo esté absolutamente reglado? ¿Tienen que fijar las distintas administraciones todos los programas?».
En este punto, Íñigo Cavero incidió en que «el exceso de oficialización de la enseñanza ha creado en los padres la sensación de que su responsabilidad en el proceso educativo de sus hijos es mínima».
La otra gran cuestión, a juicio del presidente de la Fundación San Pablo-CEU, está en una pregunta fundamental: «¿De quién es el derecho a educar, del Estado o de los padres como subsidiarios del derecho de los hijos?».
Para Coronel de Palma, este punto es vital, «porque nos estamos jugando la libertad de nuestros hijos».
Otro tema a tratar por el Congreso será el modo en que se financian los estudios. «Lo más justo –indicó Coronel de Palma– es que los que sean financiados sean los estudiantes, y no los centros».
La contribución de los católicos
Por último intervino fue Eugenio Nasarre, presidente de la Comisión de Educación, Cultura y Deportes del Congreso de los Diputados, quien agradeció la iniciativa de la Fundación San Pablo de poner en el centro de la discusión en este año el tema de la educación.
«El conjunto de los católicos en España –indicó–, si tiene algo a lo que contribuir, es en materia educativa. En el tema educativo se configura el futuro de la sociedad española».
Respecto a la organización del Congreso, el presidente de la Comisión de Educación en el Congreso de los Diputados subrayó que «hemos querido que esté todo el mundo que ha querido colaborar, en el espectro católico, en los profesionales de la educación, el mudo sindical, la familia o el ámbito político».
«Hay que hablar –dijo– de la educación en relación con la sociedad, y de sus aspectos técnicos. Averiguar qué papel tiene la propia sociedad».
«Debemos aportar una voz en el debate educativo, que sigue siendo necesaria en nuestra sociedad», concluyó Nasarre.