BERLÍN, 22 dic 2000 (ZENIT.org).- La Iglesia católica en Alemania ha presentado una amplia campaña publicitaria para garantizar su ayuda a las mujeres encintas que afrontan situaciones difíciles y que piensan en abortar.
Según el presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Karl Lehmann, con esta iniciativa, que prevé anuncios televisivos y en prensa, así como carteles publicitarios, los católicos alemanes quieren evitar que –tras la negativa eclesial a seguir expidiendo certificados despenalizadores del aborto, a partir de enero de 2001– las afectadas piensen que la Iglesia ha optado por abandonarlas.
«No dejaremos de ofrecer nuestra ayuda, en especial a mujeres que hayan quedado embarazadas de forma involuntaria», explicó el obispo de Maguncia.
La presentación de la campaña ha sido objeto de crítica por parte de los medios de comunicación y también en círculos eclesiásticos. El anuncio televisivo muestra una mujer desnuda, a la vez que una voz en off se pregunta: «¿Lo hago? ¿O no? ¿Puedo? ¿O no debo? ¿Quiero?».
Según monseñor Lehmann, obispo de Maguncia, la cuña ilustra que la mujer «no es objeto sino sujeto». «Hemos de tener el valor de utilizar medios poco usuales», afirma.
Así mismo hace hincapié en que esta idea ha sido apoyada por todos los obispos de manera unánime. Por otra parte, un cierto número de laicos católicos –insatisfechos con la negativa eclesial a seguir emitiendo certificados– se agruparon el 24 de septiembre de 1999 en la fundación «Donum Vitae», una asociación privada que pretende seguir el asesoramiento y la emisión de certificados.
Monseñor Lehman se ha mostrado crítico con esta iniciativa afirmando que se opone abiertamente a la toma de posición del Papa Juan Pablo II sobre el tema.
También el cardenal Joseph Ratzinger, indica la revista «Vida Nueva», ha advertido al ministro presidente de Baviera, el democristiano Edmund Stoiber, que esta situación puede provocar una profunda ruptura en la Iglesia. Pero Stoiber se ha mostrado implacable: en lo sucesivo, sólo «Donum Vitae» recibirá apoyo estatal.
Debido a la falta de financiación pública de las consultas oficiales que se negarán a emitir certificados que permiten acceder al aborto de manera despenalizada –en su mayor parte hasta ahora a cargo de Cáritas y el Servicio Social de Mujeres Católicas (SKF)–, muchas de las 260 oficinas tendrán que cerrar durante los próximos meses.