El Jubileo trae la reconciliación a Congo-Brazzaville

Obispo de Kinkala: «Hemos ayudado a encontrar razones para la alegría»

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BRAZZAVILLE, 7 ene 2001 (ZENIT.org).-
Los cristianos de Congo-Brazzaville han festejado la clausura del Año Santo celebrando la paz después de las masacres sufridas. La preparación para el Jubileo, definida por los obispos como «memoria dinámica de nuestra salvación», tuvo lugar en medio de la violencia.

En este pequeñísimo país, de 2,5 millones de habitantes (40% católicos y 25% protestantes) han tenido lugar dos crueles guerras civiles, entre los años 97 y 99, que han producido centenares de miles de refugiados, entre ellos algunos obispos.

A pesar de los efectos de estas dos guerras, monseñor Anatole Milandou, obispo de Kinkala y hoy presidente de la Conferencia Episcopal, ha querido celebrar la clausura solemne del Año Santo, reafirmando la comunión con toda la Iglesia universal: «Dios se ha hecho carne en los prófugos, en los que no tienen techo, en las víctimas de los siniestros», dijo monseñor Milandou.

El obispo ha recordado a la agencia Fides que las diócesis de Brazzaville, Kindala, Nkayi han sufrido las heridas de las dos guerras: «La gente no podía sentir júbilo en medio de los muertos, los desalojados, los heridos, los refugiados en los bosques del Pool y el valle del Niari. Confieso que es difícil dar signos de esperanza a cristianos que han sufrido tanto. Como pastor, debía ayudar a encontrar razones para la alegría. Y al final, hay una sola razón, arraigada en lo más profundo de la violencia y del abandono: Cristo ha dado su vida por nosotros, para que tengamos vida en abundancia».

A pesar de una realidad tan dura, el Jubileo ha sido vivido bajo el signo del perdón y la reconciliación. Tras los saqueos, las heridas y el odio, la Iglesia se ha puesto a trabajar en favor de la reconciliación entre los habitantes del país. Los obispos han hecho sentir su voz para invitar a los políticos al diálogo y, a pesar de faltas de entendimiento y hostilidades hacia la Iglesia, algo nuevo ha nacido.

El padre Stanislas Maweni, vicepresidente de la Comisión Nacional para el Año Santo, ha declarado al diario italiano Avvenire: «El Jubileo y su preparación han contribuido a reconciliar a los beligerantes hasta llegar a la firma de los acuerdos para el cese de las hostilidades entre el Ejército y las facciones armadas y el cese al fuego firmado en Brazzaville el 29 de diciembre de 1999».

Durante el periodo del Jubileo, los cristianos han trabajado para reconciliar a los desalojados y a los prófugos. Además de los que hay en el país, han llegado más de 150.000 de otros conflictos africanos, sobre todo de Ruanda, Burundi y República Democrática del Congo. Todos necesitan alimentos, trabajo, casa, justicia…

«El Jubileo –indica el padre Abraham Roch Okoko-Esseau, responsable nacional de la Comisión de Migrantes– ha sido un momento de gracia para abrirnos, incluso en medio de nuestra pobreza y dolor, a las necesidades y las carencias de los demás».

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ZENIT Staff

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