La crisis se agravará en los próximos meses, pues la nueva ley sobre ciclos escolares italiana exige a las escuelas católicas un aumento del personal y una reestructuración de sus edificios.

Ante este panorama, el obispo Ennio Antonelli, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, tras un debate mantenido por el consejo episcopal de esa institución, que se reunió la semana pasada ha propuesto la creación de «redes entre los diversos institutos educacionales para la superación de las dificultades actuales».

«La Conferencia Episcopal Italiana --añadió el obispo-- no puede resolver el problema de los institutos y congregaciones religiosos, sólo puede dar indicaciones y estímulos» para «hacer ver que hay perspectivas de supervivencia y de un nuevo impulso».

Por lo tanto, las diócesis deberían organizarse para que las escuelas católicas se confederen entre ellas, intercambiando servicios, edificios, personal, y contribuyendo de esa manera a reducir los gastos para evitar el cierre, explicó.

En Italia hay 1.464 escuelas católicas vinculadas a órdenes y congregaciones religiosas, de las cuales 600 sólo ofrecen cursos de escuela primaria. Con la reforma escolar, estas escuelas deberían añadir dos años de estudio y, por consiguiente, nuevos docentes y aulas. Según monseñor Antonelli, estos son los Institutos que corren el «mayor riesgo» de tener que cerrar.