ROMA, 18 enero 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió ayer una «conversión ecológica» al afrontar el candente argumento de las relaciones entre el hombre y el ambiente. Un llamamiento que ha tenido resonancia en los medios de información mundiales y que Zenit ha querido profundizar con un experto en la materia, Antonio Gaspari.

Director de la agencia especializada «Greenwatch-news», este periodista italiano ha escrito numerosos libros sobre el argumento. El último, que acaba de salir a las librerías italianas lleva por título «De Malthus al racismo verde - La auténtica historia del movimiento por el control de los nacimientos» («Da Malthus al razzismo verde - La vera storia del movimento per il controllo delle nascite»).

«Conversión ecológica»
El Papa, en la audiencia general de ayer, explicó ilustrando el primer libro de la Biblia, el Génesis, que Dios ha entregado al hombre el señorío sobre la naturaleza; ahora bien, añadió, el Creador no le ha hecho «déspota autónomo». Su misión es un «llamado a continuar con la obra del Creador, una obra de vida y de paz» (Cf. Juan Pablo II: «El compromiso para evitar la catástrofe ecológica»).

De este modo, propuso que esta «conversión» dé origen a una «ecología humana», «que haga más digna la existencia de las criaturas».

«Cuando el Papa habla de "ecología humana" --aclara Antonio Gaspari-- se refiere a una concepción ética precisa, según la cual, el equilibrio del ecosistema, la defensa y la salubridad del ambiente exigen la responsabilidad del hombre en la utilización del conocimiento científico y de la tecnología, como instrumentos para curar las plagas del hambre, vencer las enfermedades, proteger a la humanidad de los desastres naturales».

El hombre, ¿cáncer del planeta?
Una visión diferente a la de algunas organizaciones ecologistas radicales que conciben el hombre como el mayor peligro para la naturaleza. Gaspari explica: «Se trata de puntos de vista radicalmente enfrentados. Mientras el Santo Padre exige una mayor responsabilidad ética de las personas, esas asociaciones ecologistas hablan del hombre como "cáncer del planeta". Mientras el pontífice denuncia el escándalo del hambre en un mundo en el que Dios nos ha puesto a disposición una gran cantidad de recursos, esas organizaciones, en nombre de la falta de recursos ambientales piden el control demográfico en las regiones más pobres del planeta».

«En la audiencia de ayer --insiste el experto en cuestiones ecológicas--, Juan Pablo II subrayó la vocación del hombre y la mujer, creados a "imagen de Dios", que han recibido la misión de "fecundar, multiplicar y llenar la tierra, subyugándola y dominando los peces del mar, los pájaros del cielo y todo ser que vive sobre la tierra". Un señorío que no es "absoluto", sino delegado por Dios. Por el contrario, algunas asociaciones ecologistas tienden a eliminar toda diferencia ontológica entre el hombre y los demás seres vivientes, cancelando de este modo la superior responsabilidad del hombre en relación con las demás realidades naturales».

Ecología optimista
En la presentación que se hizo de su último libro «De Malthus al racismo verde - La auténtica historia del movimiento por el control de los nacimientos», e-mail 21mo.secolo@ciaoweb.it), Antonio Gaspari lanzó un llamamiento a favor de una «ecología optimista».

«Se trata de un manifiesto --explica--, suscrito por hombres de ciencia y profesores universitarios, en el que se expresa una concepción de la defensa del ambiente en línea con esa "ecología humana" propuesta por el Santo Padre. Se trata de un gobierno de la creación fundado sobre una idea más optimista del hombre y de sus potencialidades. Un hombre que no es maldición sino bendición para el planeta; no es empobrecimiento sino riqueza para el mundo. Un hombre cuya descendencia suscita esperanza y no desesperación, tanto para el resto de la humanidad como para la creación».

«Creo que este manifiesto se acerca mucho a la esperanza expresada por el pontífice --concluye Antonio Gaspari-- para que "hombres y mujeres vuelvan a pasear por el jardín de la creación tratando de hacer que los bienes de la tierra estén disponibles para todos y no sólo para algunos privilegiados"».