CIUDAD DEL VATICANO, 9 ene 2001 (ZENIT.org).- El «mea culpa» pronunciado por el Papa en marzo pasado queda para la historia como uno de los gestos más significativos del Jubileo, y sin duda el más conmovedor.
En la estela de esta petición de perdón, las Iglesias locales han confesado los errores que han incidido en la especial historia de cada país.
En Estados Unidos, el arrepentimiento eclesial tuvo carácter diocesano. El cardenal de Boston, Bernard Law, habló de culpas antiguas, como la esclavitud de los negros, y recientes, como los abusos cometidos por algunos sacerdotes. El arzobispo de Santa Fe, Michael Sheehan, ha subrayado los errores cometidos con los indios; el de Denver, Charles Chaput, ha pedido perdón por la ignorancia y el prejuicio todavía existente hacia los judíos, y, por último, la diócesis de Nueva York ha pedido perdón por quienes «han odiado a los pobres por su pobreza».
En el cercano Canadá, el «mea culpa» se ha dirigido a los nativos. En Australia, el episcopado ha pedido perdón por los daños provocados a la población aborigen, cuando numerosos niños fueron arrebatados a las familias y educados en las misiones.
En Brasil, la celebración del dos mil ha ido paralela a los quinientos años del Descubrimiento. Una coincidencia que ha hecho más sentido el «mea culpa» por las heridas a la «dignidad humana de muchos de nuestros hermanos, especialmente los indios, a los que se les quita la tierra, la vida e incluso la razón de vivir; y los negros, a los que se les quitó la libertad».
En otro país sudamericano, Argentina, los obispos han recordado ocho pecados cometidos por los creyentes, entre ellos aquellos «contra los derechos humanos», en una referencia explícita «a los silencios culpables» y también «a la participación efectiva» en los abusos cometidos durante la dictadura (1976-1983).
En Cuba, los obispos han pedido perdón por todo lo que, en la historia de la Iglesia local, «haya negado el Evangelio de la verdad y del amor».
En Europa, varios episcopados han afrontado el tema del antisemitismo. La Iglesia alemana ha elegido un modo concreto, un resarcimiento a los cerca de siete mil trabajadores forzados empleados en sus estructuras durante el Tercer Reich.
En Polonia, los obispos se han excusado por «todos aquellos de nosotros que han mostrado desprecio por personas de otro credo o han tolerado el antisemitismo en los tiempos de la Shoah».
Un «mea culpa» análogo ha realizado el Episcopado de Suiza, el cual ha admitido que «se podría hacer hecho más» contra «la tiranía homicida del nacionalsocialismo».
En España, la atención de los obispos se ha concentrado en la guerra civil y, por tanto, se ha pedido perdón por todos aquellos que se han manchado con acciones que el Evangelio reprocha.