SANTIAGO DE CHILE, 15 enero 2001 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Chile, ha hecho, el pasado 10 de enero, un llamamiento especial «en nombre de Dios» para que se entregue la información sobre detenidos desaparecidos cuanto antes y ha asegurado que pese al término de la Ley del Secreto, la Iglesia se mantendrá como canal fiable de información para quienes puedan aportar datos sobre el paradero de los detenidos desaparecidos.
El comunicado de los obispos chilenos, bajo el título «Con dolor y esperanza», se produce tras el cierre de la Mesa de Diálogo sobre derechos humanos, un servicio de la Iglesia chilena para purificar la memoria y favorecer la reconciliación que ha seguido el trabajo realizado por la Comisión de Verdad y Reconciliación.
Desde los tiempos del dictador Augusto Pinochet, cuando se produjeron las numerosas desapariciones sobre las que todavía se investiga, la Iglesia ha ofrecido, a través del Comité de la paz y la Vicaría de la Solidaridad, su ayuda y colaboración (Cf. Chile: Obispos entregan al presidente un informe sobre los «desaparecidos»).
En su comunicado los obispos rechazan lo que ocurrió en el pasado. «Los odios estallaron –dice el comunicado– en injusticias y crueldades, los antagonismos generaron muerte. Por graves que hayan sido las circunstancias del país en esos tiempos, rechazamos los métodos inhumanos utilizados por algunos uniformados y civiles para encarar a sus opositores. Nada autoriza a recurrir a esos medios totalmente reñidos con la moral».
Así mismo la Conferencia Episcopal chilena califica de inhumano el hecho de «haber ocultado la información que hoy conocemos, prolongando la angustia y el sufrimiento de sus familiares durante tantos años».
Por este motivo y, para que esto no siga sucediendo a quienes aún no tienen noticias de sus seres queridos y que «con toda razón, tienen derecho a la información que con justicia reclaman», los obispos chilenos hacen un llamamiento apelando «a la conciencia de quienes tengan alguna información», para que la entreguen cuanto antes al poder judicial a través de los canales de la Iglesia o de los que ellos mismos estimen más convenientes.
De esta manera, indica la nota episcopal chilena, «podremos contribuir a cerrar la herida que aún nos impide un pleno reencuentro y la necesaria reconciliación».
Los obispos chilenos constatan que, en medio del dolor, el país vive un momento extremadamente significativo y reconocen «la actitud positiva de las Fuerzas Armadas quienes, con su información, han sabido dar cuenta de actos reprobables que fueron realizados».
«Es un acto de honestidad –añaden– que los enaltece y estamos ciertos que contribuirá a mejorar la calidad de nuestra convivencia».
Tras agradecer los esfuerzos, tanto de la Mesa de Diálogo como de la Comisión Verdad y Reconciliación, cuyos trabajos han abierto en la sociedad «el camino a la cultura de la sinceridad y de la confianza, del diálogo y de la búsqueda del bien de Chile».
Añaden que el país del futuro se lo agradecerá porque «ningún pueblo puede vivir y crecer en medio de la desconfianza y la mutua recriminación».
Concluyen afirmando que la entrega de la información ha sido recibida por la Iglesia chilena en un momento propicio, después de celebrar un Año Santo de reconciliación y piden la intercesión de Nuestra Señora «para que nunca más en Chile se repitan los hechos que lamentamos».
La declaración fue leída por el portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile, diácono Enrique Palet, quien también hizo un llamamiento a tener confianza en este proceso. Indicó que a la Iglesia no le corresponde emitir un juicio sobre la veracidad de las informaciones recibidas en torno de la mesa de diálogo, porque ello es atribución de los tribunales de justicia, pero insistió en que será un canal permanentemente abierto como siempre lo ha sido.