JERUSALÉN, 21 enero (ZENIT.org).- En una Jerusalén que no encuentra la tan deseada paz, se inicia hoy la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Una cita a la que acuden casi todas las confesiones cristianas que abren las puertas de sus iglesias a la acogida festiva y fraterna.
El octavario empieza hoy, debido a que la Navidad armenia se celebra el 19 de enero y, por tanto, hay que esperar a que acabe esta fiesta para que sus fieles puedan unirse a la oración común.
Esta experiencia espiritual deja cada año en Tierra Santa la nostalgia de llegar pronto a una verdadera unidad en la diversidad. El calendario de las celebraciones se abre en la catedral anglicana de San Jorge y se concluye en la greco-melquita católica de la Anunciación.
En los restantes días, tienen lugar en la catedral armeno-ortodoxa de Santiago, en la iglesia luterana del Redentor, en la parroquia católica del Salvador, en la catedral etíope-ortodoxa y en la iglesia de San Marcos de los siro-ortodoxos. A esta iglesia van también los fieles coptos que se alternan anualmente en la preparación de la oración con los sirios en sus respectivas iglesias.
El punto central de la semana es el jueves, la oración común en el Cenáculo, donde las oraciones y lecturas del antiguo y nuevo Testamento, así como los cantos, son expresión de todos los ritos. Su organización está confiada a los padres benedictinos de la abadía Maria Hagia Sion. Desde hace algún año, participan también judíos mesiánicos y judíos bautizados.
El mayor problema de este octavario es la renuencia a participar de la Iglesia greco-ortodoxa. A pesar de ello, un representante suyo, el archimandrita Atanasios, participa en las funciones litúrgicas y se une a la oración común del Padrenuestro o a la bendición conjunta a los fieles por parte de los obispos. Fue significativo ayer el hecho de que el unicio litúrgico de la semana comenzara uniéndose al rezo del oficio de «Apodeipnon» (Completas), recitado por los monjes greco-ortodoxos en el Calvario, es decir en la Basílica del Santo Sepulcro.
Hoy por la tarde, antes de la celebración en la catedral anglicana, muchos se han encontrado en Belén, en el monasterio de las religiosas greco-melquitas del Emmanuel, para escuchar el tradicional informe sobre las actividades ecuménicas del año precedente, realizado por el padre Frans Bouwen, experto en el diálogo ecuménico.