CIUDAD DEL VATICANO, 24 enero 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II volvió a alzar hoy su voz con fuerza para exigir que callen las armas en Colombia, en un momento en el que el país experimenta un dramático auge de la violencia.
Al encontrarse con varios miles de peregrinos, durante la audiencia general de este miércoles, el Papa quiso recordar que «No se puede hablar de paz cuando no se respeta este valor fundamental».
Por los menos cuatro rebeldes y cuatro militares morían ayer durante un frustrado intento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para apoderarse del municipio de San Carlos en el noroeste del país.
Las FARC, la principal guerrilla del país, tiene unos 15.000 hombres en armas que están repartidos por el territorio colombiano. Colombia vive un conflicto armado desde hace 36 años que ha escalado en la última década dejando unos 35.000 muertos.
«Quisiera invitar a todas las partes a promover un diálogo leal y efectivo, mientras suplico que cesen los secuestros de persona, los actos de terrorismo, los atentados a la vida, así como la plaga del narcotráfico», pidió el Papa con voz firme.
«Ha llegado la hora de volver a dirigirnos al Señor de la Vida para que mueva el corazón de todos los colombianos y les haga comprender que son una grande y única familia», concluyó.
El líder de las FARC, Manuel Marulanda, alias «Tirofijo», afirmó ayer que el proceso de paz sigue congelado. Lo único que aceptó fue un diálogo «humanitario» con el gobierno, como el intercambio de uno 500 uniformados que mantiene secuestrados la guerrilla por rebeldes presos.
Por su parte, el presidente Andrés Pastrana exhortó antes de ayer a las FARC desde Francia, donde realiza una gira europea, a reanudar el diálogo. «Corresponde a las FARC unilateralmente volver a la mesa», dijo.
ÚLTIMAS NOTICIAS
Jan 24, 2001 00:00