BARCELONA, 15 mayo 2001 (ZENIT.org).- El fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, ha recibido hoy el Premio Internacional Catalunya por su labor en favor del diálogo interreligioso y «su convicción y vivencia de la fe en acción evangélica abierta y extendida en todo el mundo, volcada en los otros, por medio del estudio, la solidaridad y la paz», según el acuerdo mayoritario del jurado.
La Comunidad de San Egidio, fundada en 1968 en Roma, está formada por 30.000 personas que trabajan en más de 35 países en favor de los marginados. Ha desempeñado un papel decisivo en la mediación de conflictos armados, como ha sido el caso de Mozambique y Guatemala.
Especialista en la Historia de la Iglesia, Riccardi, se refirió a los diferentes conflictos que tienen lugar en estos momentos en el mundo, y particularmente al del País Vasco, en España.
«La lucha armada separatista es un nuevo ejemplo de renacimiento del fundamentalismo en este mundo globalizado que demuestra cómo en los países árabes y en Israel el fundamentalismo es de carácter religioso y en Europa tiende a defender la identidad nacional de cada uno».
Riccardi recuerda que la Comunidad de San Egidio cree «en la fuerza del diálogo para superar la violencia», en todo el mundo, también en el País Vasco. En este sentido, ha defendido el papel de la Iglesia católica en ese proceso de paz, porque «la Iglesia siempre debe trabajar para superar
la violencia».
El jurado del Premio Internacional Catalunya ha galardonadoa Riccardi «porque a través de la Comunidad de San Egidio ha promovido un amplio diálogo religioso interconfesional y cívico basado en la libertad y la justicia» y «ha incidido fuertemente en los procesos de paz de diversos países del Tercer Mundo», además de ocuparse, mediante la Comunidad, de «los marginados, los pobres, los enfermos desatendidos, los inmigrantes sin papeles y la infancia abandonada».
Riccardi, nacido en Roma en 1950, licenciado en Derecho y especializado en Historia Contemporánea e Historia de la Iglesia, ha recibido anteriormente el Premio Mundial Metodista por la Paz, el galardón de la Niwano Peace Foundation y la Medalla de Plata Mathama Gandhi de la UNESCO.