Consistorio: Primer desafío; la evangelización en un mundo globalizado

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Conclusiones de la primera serie de intervenciones de cardenales

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CIUDAD DEL VATICANO, 21 mayo 2001 (ZENIT.org).- La unidad en la Iglesia –en particular en torno al Papa–; así como la evangelización en un mundo globalizado –especialmente a través de los medios de comunicación–, han sido los temas más tocados por las primeras intervenciones de los cardenales que han pedido tomar la palabra en el consistorio de manera espontánea.

Al final de la mañana de este lunes comenzó el torrente de intervenciones de cardenales de los cinco continentes que en seis o nueve minutos fueron poniendo sobre el tapete de la discusión las propuestas o preocupaciones que cada uno ha traído consigo desde sus países de origen. La discusión continuó después a lo largo de la tarde de este martes y se prolongará mañana hasta concluir el próximo miércoles.

El debate entre los 155 purpurados presentes (en total son 183, pero algunos no han podido venir a Roma por problemas de salud) se celebra en el Aula del Sínodo del Vaticano a puertas cerradas. Los textos no se presentan escritos a la asamblea: cada uno lee o improvisa. Los órganos de prensa hemos podido seguir las 16 primeras intervenciones a través de una brfeve síntesis presentada por el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls.

La unidad y el Papa
La cuestión central de la unidad de la Iglesia fue planteada por el Eugênio de Araújo Sales, arzobispo de Río de Janeiro. En particular, afrontó el papel de comunión propio del obispo de Roma: «La fidelidad y la unidad con el Papa forma parte de la fe católica integral», explicó.

Tras la histórica visita del Papa a la mezquita de Damasco, en Siria, el cardenal libanés, Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquía de los Maronitas, reconoció que el diálogo interreligioso, especialmente en Oriente Medio, no es fácil, depende mucho de las situaciones. Ahora bien, consideró que hay campos en los que se puede vivir de una manera «normal»: como por ejemplo, a la hora de promover proyectos de caridad, en la ayuda a familias en dificultad, en situaciones de gran pobreza.

Iglesia y medios
El arzobispo de Baltimore y ex presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el cardenal William Henry Keeler afrontó la importancia decisiva de los medios de comunicación para la evangelización. En concreto, citó el pasaje de la encíclica «Redemptoris missio» (7 de diciembre de 1990) en el que Juan Pablo II aclara que no se trata de «utilizar» los mass-media de sino de «participar» en la cultura de los medios. Reconoció, como ya lo ha hecho en el pasado el Papa, que «es un problema complejo, ya que esta cultura nace, aun antes que de los contenidos, del hecho mismo de que existen nuevos modos de comunicar con nuevos lenguajes, nuevas técnicas, nuevos comportamientos sicológicos» (n. 37, c.).

Otro de los cardenales –Navarro-Valls no lo identificó– propuso que para apoyar la nueva evangelización la Santa Sede publique una especie de Directorio para la nueva evangelización, siguiendo un poco la idea del Directorio Catequético que ya se han recibido todas las diócesis del mundo.

Globalización
La globalización se convirtió en el argumento central de la intervención de dos cardenales y estuvo siempre, como telón de fondo, en prácticamente todas las ponencias.

En materia de globalización se registra un gran consenso sobre su importancia así como sobre su «dialéctica interna» en el mundo de hoy, explicó el portavoz vaticano en su síntesis. Los cardenales afirmaron que, intrínsecamente, la globalización no es ni buena ni mala, pero insistieron en que debe incluir el concepto de solidaridad social.

El cardenal Francisco Alvarez Martínez, arzobispo de Toledo (España), recordó que mientras en el pasado, el trabajo había sido uno de los grandes argumentos de la doctrina social de la Iglesia (la relación entre empleado/patrón, salarios justos y condiciones de trabajo), hoy el argumento central, el «desafío mayor» es la familia.

Globalizar la santidad
El cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, respondió al fenómeno de la globalización y sus desafíos proponiendo la «globalización de la santidad».

El objetivo, explicó, consiste en hacer comprender a todos los católicos que la santidad es la situación «normal» de todos los cristianos, y no algo extraordinario. Ofreció como ejemplo la experiencia de los procesos de beatificación o de canonización.

El cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de La Habana (Cuba), insistió también en el papel de la jerarquía a la hora de presentar la santidad como un tema para toda la Iglesia. «Necesitamos –dijo– un ministerio pastoral de la santidad verdadero y audaz».

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede concluyó su síntesis de la primera serie de intervenciones citando la ponencia del cardenal Jozef Tomko, quien se centró en la naturaleza misionera de la Iglesia. «Hoy no necesitamos una iglesia de manutención –dijo el anterior prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos–. Necesitamos una movilización misionera».

Los primeros 16 cardenales que intervinieron ante la asamblea fueron los siguientes: Eugênio de Araújo Sales (arzobispo de Río de Janeiro), Nasrallah Pierre Sfeir (patriarca de Antioquía de los Maronitas, Líbano), Luis Aponte Martinez (arzobispo de San José de Puerto Rico), William Henry Keeler (arzobispo de Baltimore, EE. UU.), Roger Mahony (arzobispo de Los Ángeles), Theodore Edgar McCarrick (arzobispo de Washington); Bernard Francis Law (arzobispo de Boston), Darío Castrillón Hoyos (prefecto de la Congregación vaticana para el Clero), Jaime Ortega y Alamino (arzobispo de La Habana, Cuba); Francisco Álvarez Martínez (arzobispo de Toledo, España), Julius Riyadi Darmaatmadja (arzobispo de Yakarta, Indonesia); Jozef Tomko (prefecto emérito de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos); José Saraiva Martins (prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos); Cláudio Hummes (arzobispo de Sao Paolo, Brasil), Agostino Cacciavillan (presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica).

Las intervenciones continuaron durante el final de este lunes y se prolongarán, en un auténtico maratón, durante todo el día del martes. El miércoles, los cardenales se reunirán por grupos de trabajo para hacer más concretas sus propuestas, como les pidió en la mañana de este lunes Juan Pablo II, antes de que comenzara el debate. El consistorio concluirá el jueves, con una misa solemne y un almuerzo festivo entre los cardenales, que en un 92% han sido nombrados por este Papa.

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ZENIT Staff

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