TORONTO, 30 mayo 2001 (ZENIT.org).- Por invitación del cardenal Aloysius Ambrozic, arzobispo de Toronto, el pasado domingo 260 grupos eclesiales se dieron cita en el santuario mariano de Marylake en una celebración que ha dado un impulso decisivo a la preparación de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) 2002.
En total había seis mil personas, en su gran mayoría jóvenes. El ambiente ya era como el que vivirá Toronto en julio del próximo año. No faltaban ni siquiera las banderas. Junto a los participantes se encontraba el nuncio apostólico Paolo Romeo y un gran número de sacerdotes que de este modo concelebraron la eucaristía en la Ascensión del Señor.
«Sois la sal de la tierra…, sois la luz del mundo» será el tema de las JMJ. El cardenal Ambrozic, en la homilía, trazó el retrato del testigo del tercer milenio: «Serán testigos de Cristo quienes conocen a Cristo y viven en Cristo».
La Iglesia tiene necesidad de jóvenes y de laicos maduros –explicó– capaces de contribuir «casi desde dentro, como fermento, a la santificación del mundo, mediante el ejercicio del propio oficio y bajo la guía del espíritu evangélico».
El inmenso esfuerzo de organización de las JMJ recae sobre los hombros el padre Tom Rosica y sus colaboradores y prevé la implicación de todas las parroquias y todas las familias católicas.
La página web con informaciones e inscripciones a las Jornadas Mundiales de la Juventud de Toronto se puede visitar en http://www.wyd2002.org