El Vaticano colabora con la formación de jóvenes astrofísicos

Escuela de verano del Observatorio de Astronómica y Astrofísica

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CIUDAD DEL VATICANO, 30 mayo 2001 (ZENIT.org).- El Observatorio Vaticano de Astronómica y Astrofísica ofrecerá este verano una oportunidad única de formación a jóvenes estudiantes de astrofísica.

Del 17 de junio al 13 de julio ha convocado la octava Escuela de Verano en la sede de esa institución, en la residencia pontificia de verano en Castel Gandolfo, sobre el tema «Observación y comprensión teorética de los residuos estelares: «white dwarfs», estrellas neutrones y agujeros negros».

Los alumnos invitados son 26 jóvenes de 19 países. En la mañana tendrán cursos lectivos y en la tarde habrá seminarios a cargo del personal del Observatorio Vaticano y de profesores invitados. Al final, los estudiantes deberán presentar una breve tesis sobre su investigación personal o sobre la de la institución que representan.

El Observatorio Vaticano ha dotado con becas a seis estudiantes de países en vías de desarrollo que han participado en una de las precedentes siete escuelas de verano y que quieren proseguir sus estudios universitarios.

La Escuela ofrecerá también prácticas de laboratorio. Para ello los alumnos tendrán acceso a los ordenadores del Observatorio con los que pueden realizar sesiones virtuales de observación mediante un telescopio situado en el observatorio de un instituto de investigación en Arizona (Estados Unidos). El curso ofrecerá también visitas a lugares de interés histórico para la astronomía.

El objetivo de la escuela de verano, según explica un comunicado del director del Observatorio Vaticano, el padre George V. Coyne, es ayudar a los jóvenes que empiezan su programa de estudios superiores a preparar una carrera de investigación de calidad que será enriquecida también por el intercambio a escala internacional.

Los orígenes del Observatorio Astronómico Vaticano se remontan a los tiempos del papa Gregorio XIII, quien creó una comisión científica encargada de estudiar los elementos necesarios para la realización de la reforma del calendario litúrgico que tuvo lugar en 1582.

Para responder a quienes acusaban a la Iglesia de oponerse a la ciencia, el Papa León XIII, en 1891, fundó formalmente la Espécula Vaticana (Observatorio Vaticano) y lo colocó en una montaña detrás de la Basílica de San Pedro. El crecimiento de la ciudad de Roma y la contaminación obligaron a trasladar en los años treinta el Observatorio a Castel Gandolfo, localidad situada a 35 kilómetros de la Ciudad Eterna.

Con el continuo crecimiento de Roma, el Observatorio de Castel Gandolfo también comenzó a experimentar los efectos de contaminación luminosa. Por esta razón, el Observatorio fundó un segundo centro de investigación, el Vatican Observatory Research Group (VORG), en Tucson, Arizona (Estados Unidos), uno de los centros astronómicos más importantes en estos momentos.

Actualmente la sede de Castelgandolfo se ha dedicado sobre todo a archivo y librería: contiene más de 22 mil volúmenes de incalculable valor, entre los que se encuentran originales de Copérnico, Galileo, Newton, Kepler, Brahe, Clavius y Secchi. Además, se encuentra una colección única de meteoros que está sirviendo para estudiar la historia del sistema solar. Las investigaciones científicas se publican en revistas especializadas internacionales.

El Observatorio publica también «Studi Galileiani» («Estudios de Galileo»), una serie de artículos sobre las controversias en torno a Galileo y Copérnico.

El Observatorio Vaticano recibe una financiación anual de la Santa Sede. Ahora bien, para cubrir proyectos especiales pide también ayuda a privados. Para ello, ha creado la Vatican Observatory Foundation (VOF), institución exenta de impuestos.

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ZENIT Staff

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