SANTA FE, 7 noviembre 2001 (ZENIT.org).- A pesar de la petición de clemencia de obispos católicos, Terry Clark se convirtió este miércoles en la primera persona que muere ejecutada en el Estado de Nuevo México desde el año 1960.

Clark, de 45 años, originario de Roswell (Nuevo México), falleció en la unidad norte de la cárcel estatal de Nuevo México en Santa Fe.

Sus últimas palabras fueron: «Estaré con Dios en 15 minutos». Había sido condenado a la pena capital en 1986 acusado del asesinato y violación de Dena Lynn Gore, una niña de nueve años originaria de Artesia (Nuevo México). Los padres de la víctima asesinada estuvieron presentes en la ejecución.

El arzobispo Michael Sheehan de la arquidiócesis de Santa Fe, junto a otros obispos de Nuevo México, había pedido clemencia para Clark, pero el gobernador republicano, Gary Johnson, y la Corte Suprema del Estado, rechazaron estas peticiones.