Jóvenes llevan de parte del Papa la lámpara de Asís a Tierra Santa

La delegación italiana se encuentra con exponentes israelíes y palestinos

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JERUSALEN, 28 marzo 2002 (ZENIT.org).- Una delegación de jóvenes italianos está entregando la lámpara de la paz de Asís en nombre del Papa a líderes religiosos y políticos de Tierra Santa en esta Semana Santa.

Los chicos y chicas habían recibido las lámparas en el encuentro del Papa con los jóvenes de la diócesis de Roma que tuvo lugar el 21 de marzo en la plaza de San Pedro del Vaticano.

«Vuestra visita es muy valiosa para nosotros –confesó el patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah–. Tenemos necesidad de gente como vosotros, de jóvenes que sepan hablar de paz y de justicia tanto a Israel como a Palestina. No penséis que estáis cumpliendo un gesto inútil, puede crear un gran movimiento de esperanza».

Los jóvenes entregaron las lámparas de la paz, cuya luz procedía del encuentro de oración de líderes de las religiones del 24 de enero pasado, al delegado apostólico en Jerusalén y Palestina, Pietro Sambi; al obispo de Nazaret, Giacinto-Boulos Marcuzzo, al custodio de Tierra Santa, el padre Battistelli.

Los muchachos también se encontraron personalmente el sábado pasado con Yasser Arafat así como con Gadi Golan, jefe de la Oficina para Asuntos Religiosos del Ministerio de Exteriores de Israel.

«Nuestra visita es un gesto de fraternidad hacia los cristianos de Tierra Santa que viven una situación especialmente difícil y un acto de solidaridad al pueblo israelí y palestino para que a cada uno de ellos se les reconozca dignidad y seguridad», explica el jefe de la delegación, el padre Giuseppe Andreozzi, en declaraciones concedidas al diario Avvenire.

La lámpara de Asís es «un símbolo religioso que interpela a la política, una invitación a poner fin a la violencia por ambas partes», añade el sacerdote.

Tras encontrarse con Arafat, Golan, y otros exponentes políticos y religiosos, Nicoletta, una de las chicas de la delegación confiesa: «Aquí estoy haciendo una experiencia extraña. Cambio de opinión cada minuto, me parece que todos tienen sus buenas razones que defender. Creo que sólo podrán alcanzar la paz si miran las cosas desde el otro punto de vista».

Piensa lo mismo Michele: «Aparentemente es un conflicto sin salida. Hace falta un salto de calidad, hace falta un «tercera parte» que logre imponer la paz a los contendientes».

En Ramalá, los jóvenes han podido constatar la marginación que puede experimentar un cristiano que condena la exaltación de los mártires-suicidas. «¡No nos abandonéis!», es el grito que han escuchado de los cristianos. Un mensaje del que se harán portadores a su regreso a sus comunidades.

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ZENIT Staff

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