El Santo Padre conversó en privado con el presidente de la Asamblea Consultiva de la República Islámica durante quince minutos. Después recibió al resto de la delegación iraní, compuesta por diez personas.

Cuando sus huéspedes entraron en la habitación, el Papa se alzó por sí mismo de la silla y con una amplia sonrisa les acogió con unas cálidas y claras palabras: «todos sois bienvenidos».

El presidente del Parlamento, teólogo y filósofo de 65 años, ofreció como recuerdo de su visita al Papa una alfombra persa de fina elaboración.

Karrubi concluía así una visita a Roma de tres días, en la que se encontró también con las máximas autoridades del Estado italiano.

El día anterior, en un encuentro en el Instituto Italiano para África y Oriente, el presidente del Parlamento consideró que la colaboración y el intercambio cultural es un antídoto para los prejuicios y para el resurgimiento de extremismos.