Mensaje de Pascua desde Chiapas

Reconocer al resucitado en la fracción solidaria del pan

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CIUDAD DEL VATICANO, 31 marzo 2002 (ZENIT.org).- Publicamos a continuación el pasaje final del mensaje de Pascua enviado por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México).

* * *

Hay mucha gente que tiene hambre. Hambre de alimento corporal y hambre de cariño, de amistad, de salud, de trabajo digno, de educación, de vivienda, de justicia y de paz. Y Jesús nos dice a sus discípulos: «Denles ustedes de comer» (Mc 6,37). Si nada hacemos por saciar esas diversas hambres, no nos reconocerá como discípulos suyos y seremos condenados al infierno (cf Mt 25,41-42).

Jesús vive y está resucitado cuando vibra su amor en nuestro corazón, para hacer presente su compasión por las multitudes que sufren (cf Mt 9,36). Cuando no pasamos indiferentes ante el dolor ajeno (cf Lc 7,11-15). Cuando ponemos nuestros recursos y capacidades para atender a tantos que están abandonados en el camino, asaltados y malheridos (cf Lc 10,30-37).

Jesús vive, actúa, salva y libera hoy, por medio de quien sabe amar y servir a sus semejantes, en particular a los marginados y excluidos. Cuando alguien comparte sus bienes con los pobres, Cristo ha resucitado. Cuando alguien da aunque sea un vaso de agua, o una pequeña moneda, a quien lo necesita, Cristo ha resucitado. Cuando alguien consuela a quien sufre, Cristo ha resucitado. Cuando alguien defiende los derechos humanos de quien es maltratado injustamente, Cristo ha resucitado. Cuando alguien alienta y sostiene acciones de promoción humana integral a favor de campesinos e indígenas, Cristo ha resucitado. Cuando alguien levanta la voz para denunciar los atropellos del sistema economicista en que vivimos, Cristo ha resucitado. Cuando alguien promueve la transformación global de la economía para que sea más justa y solidaria, Cristo ha resucitado. Cuando alguien ama con el corazón de Dios y trata a todos como hermanos, Cristo ha resucitado (cf Exhortación del Papa Juan Pablo II: «Ecclesia in America», No.
58).

Alegrémonos y no tengamos miedo, porque hay muchas personas que hacen presente a Jesús entre nosotros, dando su vida por los demás. Animémonos y no pensemos que todo está mal en nuestro mundo, pues Jesús vive y actúa por medio de muchos sacerdotes, religiosas, religiosos, diáconos, catequistas, servidores y fieles laicos, cuya vida transcurre haciendo el bien a todos y procurando liberar a los oprimidos por el diablo (cf Hech 10,38). Ellos son testigos de que Cristo ha resucitado. En ellos, vive Dios. ¡Aleluya!

¡Felices Pascuas de Resurrección!

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ZENIT Staff

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