ISLA DE ISCHIA, 5 mayo 2002 (ZENIT.org).- Mientras provenían noticias de esperanza desde Belén, Juan Pablo II pidió a todos los cristianos que sigan rezando por la paz en Tierra Santa.
«Tengo siempre en el corazón la difícil situación que atraviesan muchas poblaciones del mundo –dijo el Papa al concluir su la eucaristía en la isla italiana de Ischia–. Quisiera presentar a la Virgen la petición de seguridad y de paz que se eleva con insistencia desde tantos lugares, especialmente desde Tierra Santa».
«Os invito a rezar conmigo a la Virgen para que sean cumplidas esas sentidas invocaciones», añadió antes de rezar la oración del «Regina Caeli».
El superior del convento de los franciscanos de la Basílica de la Natividad de Belén, el padre Ibrahim Faltas, quien decidió salir del recinto sagrado en la mañana de este domingo, ha revelado que las negociaciones para acabar con el asedio del recinto sagrado están avanzando positivamente.
«Todos dicen que la crisis se va a resolver en las próximas horas», afirmó el franciscanos, que había estado encerrado en la Natividad desde el 2 de abril, cuando más de 200 palestinos, muchos de ellos armados, entraron en el templo, y el Ejército israelí comenzó el asedio.
El mismo padre Faltas reconoció que el cardenal Roger Etchegaray, enviado especial del Papa a Tierra Santa, está trabajando en este sentido. Reconoció que a los religiosos les ha alentado el saber que el purpurado vasco-francés ha decidido «que no abandonará Tierra Santa antes de que se alcance un acuerdo».