VILNIUS, 4 junio 2002 (ZENIT.org).- El día de Pentecostés el arzobispo de Vilnius, cardenal Audrys Backis, bendijo ante una multitud de fieles las recién reconstruidas cinco últimas estaciones del Camino al Calvario, dinamitadas por el gobierno comunista soviético en 1962.
Esas estaciones, 35 capillas barrocas del siglo XVIII, situadas en un pinar en las afueras de Vilnius, conducían a la iglesia votiva de la Exaltación de la Santa Cruz y eran objeto de una acendrada devoción de parte de los católicos de la capital de Lituania.
Las estaciones se extendían por varios kilómetros a través de un bosque de pinos, propiedad del obispado de Vilnius, y habían sido erigidas, al igual que la iglesia confiada a los dominicos, a mitad del siglo XVII.
Un siglo después, otro obispo, Alexander Sapiega, hizo construir una iglesia más grande, de planta de cruz latina, en el tardo estilo barroco de la época. Las 35 capillas, originariamente de madera, y ya deterioradas por la intemperie, fueron sustituidas por otras tantas de estilo barroco.
Esa restauración fue solemnemente bendecida en Pentecostés del año 1770. Desde entonces, se observó en Vilnius la curiosa tradición de concurrir, el día de Pentecostés, para hacer una kilométrica recorrida de 35 estaciones del Camino del Calvario, al aire libre, en esos fragantes bosques de pinos.
Casi todas las capillas fueron dinamitadas por los comunistas, excepto unas pocas, en 1962.
ÚLTIMAS NOTICIAS
Jun 04, 2002 00:00