BRUSELAS, 3 julio 2002 (ZENIT.org).- El episcopado europeo ha criticado la adopción por parte del Parlamento Europeo este miércoles de un informe que busca imponer el aborto entre los países de la Unión Europea y entre los candidatos a formar parte de la misma.
En un enérgico comunicado de prensa, la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) constata la desconfianza que generará entre los ciudadanos un informe sobre cuestiones tan graves en las que el Europarlamento no tiene ninguna competencia ni mandato.
El Informe sobre salud sexual y reproductiva y los derechos en esta materia, presentado por la Comisión de derechos de la mujer e igualdad de oportunidades del Parlamento Europeo, fue aprobado por 280 votos a favor, 240 en contra, y 28 abstenciones.
Tras la votación, los diputados socialistas y verdes se levantaron para aplaudir durante un buen rato el resultado de la votación. El Partido Popular Europeo había votado en contra. La discusión, que duró hasta altas horas del martes y se prolongó durante la mañana del miércoles, se caracterizó por los tonos violentos.
La Comisión Europea, por su parte, se limitó a recordar con una intervención de David Byrne, comisario europeo responsable de la salud y de la protección de los consumidores, que el Europarlamento no tenía competencias en esta materia.
En su comunicado de prensa, los obispos consideran «lamentable» que el informe, redactado por la europarlamentaria socialista belga Anne Van Lancker, obscurezca cuestiones tan serias con «un cierto número de afirmaciones polémicas basadas en conclusiones discutibles de un estudio inadecuado, como admite el mismo informe».
«Lamentamos en particular que el informe lance un llamamiento a legalizar el aborto y a hacer más accesible la píldora del día después en todos los Estados miembros y en los países candidatos», afirman los prelados.
«La Iglesia católica considera que la salud de todas las mujeres –explica el documento–, hombres, y niños, en toda etapa de su vida, es de la mayor importancia. Defiende una actitud integral, basada en la armonización de cuidados médicos, de educación y de responsabilidad personal, y la apoya a través de hospitales, escuelas, centros comunitarios y otros proyectos».
El comunicado episcopal recuerda que «la Iglesia católica enseña que la vida humana comienza a partir del momento de la concepción: se opone por tanto al aborto, pues niega el derecho a la vida del ser humano que no ha nacido todavía».
«Esto no quita el apoyo de la Iglesia al derecho humano fundamental de las mujeres a vivir en la dignidad y la seguridad», aclara.
Según los obispos el informe corre el riesgo de transmitir a los ciudadanos dos mensajes: «Por una parte, puede dar la impresión de que el Parlamento trate de imponer a los Estados miembros y a los países candidatos el apoyo a políticas sobre las que tienen un derecho exclusivo democrático de decisión».
«Por otra –sigue constatando el comunicado–, va a reforzar las sospechas, según las cuales, el Parlamento no tiene nada más urgente que hacer que producir informes sobre cuestiones ajenas a su competencia».
Por último, los obispos europeos subrayan «que el lenguaje y el comportamiento abusivos y ofensivos, utilizados por las dos partes en el debate, sólo sirven para desgarrar la causa de quienes los utilizan. Creemos, en particular, que quienes dicen luchar por el derecho a la vida deberían tratar a sus semejantes con respeto».