Nigeria: Una mujer condenada a la lapidación por adulterio

Sería la primera ejecución de este tipo tras la introducción de sharia

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LAGOS, 19 agosto 2002 (ZENIT.org).- El Tribunal islámico de Apelación de Funtua (estado de Katsina, norte de Nigeria), confirmó este lunes la condena a muerte por lapidación de una mujer acusada de adulterio.

Confirmando el veredicto pronunciado por la primera instancia, el juez Aliyu Abdullahi dictaminó que Amina Lawal, de 30 años, sea ejecutada por lapidación a partir de enero de 2004 para permitirle que críe a su hija de ocho meses, Wasila.

Tras la lectura del veredicto, el público presente en la sala de audiencias exclamó «Alá es grande», mientras que la condenada estallaba en lágrimas.

Sus abogados han informado que recurrirán ante el Tribunal Supremo de Nigeria.

Si se aplica la sentencia, Amina Lawal será la primera nigeriana ejecutada por lapidación desde la introducción de la sharia (ley islámica) en doce estados del norte de Nigeria en los últimos tres años.

Amina Lawal había sido condenada a muerte el 22 de marzo pasado por el tribunal de Bakori, en el estado de Katsina, tras admitir haber mantenido relaciones sexuales con un vecino de su aldea, que le prometió contraer matrimonio con ella tras divorciarse de su segundo marido.

El padre de la niña fue exonerado por el tribunal por «falta de pruebas».

Según la ley islámica, una mujer divorciada comete adulterio si mantiene relaciones sexuales antes de volver a casarse. El embarazo constituye una prueba suficiente.

Representantes de la Iglesia católica se han manifestado públicamente en varias ocasiones contra la entrada en vigor de la ley islámica en los estados del norte.

Agrupaciones de abogados, varias de ellas musulmanas, y organizaciones para la defensa de los derechos humanos han desafiado la aplicación del «código islámico» considerando que la interpretación nigeriana de la sharia es «extrema» y que los juicios han sido conducidos de manera «injusta».

Lawal es la segunda mujer sentenciada a muerte por lapidación bajo el cargo de adulterio desde que la sharia fue impuesta hace más de tres años en Nigeria.

Safiya Husaini, cuyo caso ha sido tomado como antecedente por los abogados de Lawal, recurrió la sentencia y quedó en libertad, precisamente el mismo día en que esta última era condenada a morir lapidada.

Expertos legales afirmaron su temor de que en caso de que la sentencia contra Lawal sea llevada a cabo «abrirá la puerta» a que se multipliquen condenas similares que, según las autoridades nigerianas, son contrarias a la salvaguarda de los derechos humanos y constitucionales de sus ciudadanos.

La pena capital que prescribe la ley islámica para los adúlteros se cumple enterrando hasta el cuello –o las axilas en el caso de las mujeres– al reo, que luego es apedreado por una multitud hasta morir.

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ZENIT Staff

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