VALENCIA, 25 agosto 2002 (ZENIT.org).- Las religiosas Adoratrices han reinsertado durante el último año a 20 toxicómanas en Valencia a través del piso de acogida que tienen abierto en la calle de la Reina, donde viven jóvenes en proceso de rehabilitación.

Las acogidas acuden a talleres de cocina y costura y «muchas de ellas consiguen integrarse con empleos en servicio doméstico», según ha indicado a la agencia AVAN Esperanza Ortega, superiora de la congregación en Valencia.

Las toxicómanas que ingresan en la residencia «lo hacen por voluntad propia», según Ortega, e inmediatamente se integran en un programa que Proyecto Hombre desarrolla en el centro de acogida.

Igualmente, la congregación atendió en Valencia el último año a cerca de medio centenar de mujeres drogadictas y con problemas de sida, en otra casa de acogida que mantienen desde hace más de dos décadas en Valencia. En ella, son atendidas mujeres maltratadas o marginadas, enfermas de sida, de entre 22 y 30 años, que sufren adicción a la cocaína y heroína.

Se da la circunstancia de que la fundadora, de las Adoratrices, Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, madrileña de origen, murió en Valencia en 1865, a los 56 años de edad, cuando acudió a ayudar a religiosas y colegialas de su casa durante una epidemia de cólera que también acabó con su propia vida.

La congregación cuenta con misiones en países de Latinoamérica, así como en Japón e India, además de otras comunidades religiosas en España, Reino Unido y Francia.