CASTEL GANDOLFO, 8 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este sábado al gobierno de Tony Blair una «defensa sin compromisos» de la vida humana y de la familia, como elemento decisivo superar los desafíos que hoy afronta la sociedad británica
Al recibir a la nueva embajadora de Londres ante la Santa Sede, Kathryn Frances Colvin, el Santo Padre insistió en «la necesidad de una defensa sin compromisos de los derechos de la familia y de la protección legal de la institución del matrimonio».
«La familia desempeña un papel decisivo en la promoción de esos valores sobre los que edifica toda civilización digna de ese nombre», afirmó.
«Toda la sociedad humana está profundamente arraigada en la familia –aclaró–, y todo debilitamiento de esta institución indispensable puede ser fuente potencial de graves dificultades y problemas para la sociedad en su conjunto».
En segundo lugar, el Papa denunció ante la representante británica los «intentos de legitimar el aborto, la producción de embriones humanos para la investigación y el proceso de manipulación genética, como es la clonación de seres humanos».
En enero de 2001, la Cámara de los Lores aprobó la propuesta del ejecutivo de Tony Blair que convirtió a Gran Bretaña en el primer país en legalizar la creación de embriones humanos por clonación.
«Ninguna vida humana ni ninguna persona humana pueden ser tratadas legítimamente como un objeto de manipulación o como una mercancía», afirmó con claridad el Papa Karol Wojtyla.
«Todo ser humano –en todo estado de su existencia, desde su concepción hasta su fallecimiento natural– está revestido por el Creador por una sublime dignidad que requiere el máximo respeto y vigilancia por parte de los individuos, las comunidades, las naciones, así como las instituciones internacionales», concluyó.
