BAGDAD, 24 septiembre 2002 (ZENIT.org).-
El obispo auxiliar caldeo de Bagdad, Jshlemon Warduni, revela que las amenazas de un ataque contra Irak están complicando la vida de los cristianos, que son vistos por la población como cercanos a Estados Unidos o a Occidente.
«Estamos muy preocupados también por todo el pueblo iraquí –explica–. Como Iglesia local, tenemos que hacer todo lo posible para que no se produzca esta agresión que sería una nueva tragedia humanitaria».
«En nuestro compromiso social no hacemos diferencias entre los beneficiarios, cualquiera que sea su religión o etnia», añade en declaraciones publicadas este martes por Avvenire.
Por lo que se refiere a la figura de Sadam Huseín, explica que la Iglesia católica, y en particular el patriarcado caldeo está, «evangélicamente y según el magisterio de Juan Pablo II, contra todas las guerras y las agresiones».
«Si tenemos que defender los derechos humanos, le pregunto, ¿a quién tenemos que defender? ¿Nuestros niños no son las primeras víctimas de la violencia? ¿Nuestros ancianos y enfermos sin cuidados ni asistencia no son, quizá, iguales a los vuestros?», pregunta.
«En cuanto a los armamentos de destrucción de masas, el Gobierno iraquí afirma que no los posee –sigue diciendo–. Nosotros no sabemos si es verdad, no es competencia nuestra ocuparnos de esto. Nuestra obligación es trabajar por la paz y por la salvaguarda de los derechos de todos los hombres».
El obispo concluye con una exhortación: «Tenemos fe en el Dios que nos dará la paz y pedimos a todas las Iglesias del mundo que recen con nosotros para que el Señor ilumine a los dirigentes de las naciones para que actúen en favor de la justicia».