CIUDAD DE M?XICO, 26 septiembre 2002 (ZENIT.org).- El desprestigio al que están siendo sometidas las autoridades eclesiásticas, la cuestión de la homosexualidad o las criticas contra la canonización de Juan Diego Cuauhtlatoatzin han motivado una reciente carta del cardenal Norberto Rivera Carrera en la que invita a los fieles de la Ciudad de México a rechazar cualquier temor y a vivir coherentemente según el Evangelio.
El arzobispo primado de México, junto a su Consejo Episcopal, constata en su pastoral que «hace tiempo algunos medios de comunicación social han ido publicando sistemáticamente diversas noticias, expresadas en forma y tono negativos sobre la Iglesia católica, sobre la persona y gobierno del Santo Padre, sobre los obispos y sacerdotes».
«Agradezco de corazón a todos los que con la verdad y caridad hacen critica a la Iglesia ayudando as¡ a su crecimiento y purificación –añade el purpurado–, pero lo que es inaceptable es la sistemática difamación y burla de que es objeto.
Conducta moral de sacerdotes
La sociedad de la capital mexicana es contradictoria, explica el texto: se muestra muy liberal, anuncia grupos de proselitismo homosexual por las calles, edita sobre ello libros de informaci¢n para niños y niñas y deja impunes los cerebros que se lucran con la prostituci¢n y la pornograf¡a infantil.
En cambio –prosigue la carta– «se escandaliza y reclama vehementemente las faltas de algunos clérigos; quiz porque se toma en cuenta la importancia del sacerdote en la conciencia social y se quiere que la hipocres¡a y el libertinaje ocupen su lugar».
«Estamos ante un esfuerzo premeditado –subraya el cardenal Rivera– orientado a desautorizar la voz profética de los pastores de la Iglesia, que buscan educar la conciencia de los ciudadanos para que se opongan a los poderes de este mundo, condenando todo tipo de pecados personales y sociales que destruyen la convivencia civilizada.
De las situaciones individuales de prácticas homosexuales o quebrantamiento de la promesa del celibato sacerdotal se aprovechan los medios de comunicación social –reconoce el purpurado– «para inducir la sospecha de la misma conducta en la mayoría del clero y para condenar a la Iglesia por defender todavía el valor evangélico del celibato, como si éste fuese la causa de conductas desviadas en el uso de la sexualidad».
Ordenación sacerdotal de mujeres
Tomando posición sobre otro argumento afrontado por los medios de comunicación, el purpurado responde a los grupos que continuamente critican a la Iglesia católica por no aceptar la ordenación sacerdotal de las mujeres.
Según el cardenal, ponen de manifiesto su desconocimiento acerca del sacerdocio, institución que no es un derecho humano, sino una llamada expresa de Jesucristo; igualmente parecen ignorar que «los grandes en la Iglesia no son los sacerdotes, sino los santos», explica el arzobispo primado de M‚xico.
Guadalupe y Juan Diego
Las apariciones de la Virgen de Guadalupe y la canonización de Juan Diego han sido también objeto de críticas contra la Iglesia, llegándose incluso a ridiculizar la venerada imagen de la tilma.
«La pretensión es borrar la tradición de fe viva del pueblo creyente y desconocer el valor de las múltiples investigaciones científicas e históricas que aún continúan realizándose», se lee en el documento.
«La comunidad de los creyentes en Cristo está viviendo en carne propia la profecía de Simeón en la presentación de Jesús en el templo: «Ser como un signo de contradicci¢n» (Lc. 2, 34). En efecto, la Iglesia católica predica un mensaje que resulta incómodo para personas y sectores de la sociedad actual capitalina», observa el arzobispo primado de México.
Se verifica as¡ en todos los continentes una campaña con doble propósito, explica el cardenal Rivera: «debilitar a la Iglesia, desprestigiando su mensaje y sus mensajeros, aprovech ndose incluso de las debilidades individuales […], y rebajar el ideal evang‚lico.
«Admirando el buen nombre y el quehacer de tantos profesionales del mundo de los medios de comunicación social –reconoce el cardenal Rivera –, deploramos que haya otros que informan sobre los asuntos eclesiales sin tener competencia profesional para transmitir a la sociedad una visión objetiva; carecen de una cultura eclesi stica adecuada, bien contrastada, amplia e imparcial de la vida y de la historia de la Iglesia cat¢lica, sus hombres e instituciones.
Para enfrentar esta situación, el prelado propone la conversión personal, «descubriendo y purificando todo lo que es consecuencia de nuestros pecados», mientras que convoca «una campaña de oración por quienes persiguen, difaman y calumnian a nuestra Iglesia y sus instituciones, a la vez que invitamos a nuestros detractores a formarse una conciencia objetiva sobre la verdad de la historia y de la vida de la Iglesia.
Y hace un llamamiento a la esperanza: «Si volvemos la mirada hacia los dos mil años de historia de la Iglesia católica, descubrimos que en ningún momento ha faltado la presencia de Cristo y la asistencia del Espíritu Santo.
El texto ¡íntegro de la Carta Pastoral «¡ánimo, no tengan miedo, nuestra misión es evangelizar!» se puede consultar en la página web de la Arquidiócesis Primada de México