SAN JOSÉ (COSTA RICA), 27 septiembre 2002 (ZENIT.org).- En la actual sociedad de la información el auténtico reto está en dar el paso al conocimiento profundo y meditado de la realidad, es decir, la sabiduría; afirmó la representante de la Santa Sede en la Semana de la Prensa, organizada por el Colegio de Periodistas de Costa Rica.
La licenciada Leticia Soberón, delegada del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales en el encuentro, afrontó «El Impacto de las comunicaciones en la era de la información» desde una doble perspectiva –como comunicadores y como receptores y usuarios.
La intervención comenzó con una constatación: «en la sociedad actual la información se multiplica en forma exponencial y se enfrenta a la limitada capacidad humana de recibir, entender y analizar los datos».
La tarea para el comunicador profesional, consiste por tanto, añadió la licenciada Soberón, oficial del Consejo del Papa para la comunicación, en aprovechar las amplias posibilidades que ofrecen los medios de comunicación para el bien, la verdad y la belleza, como alentaba Juan Pablo II en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales 2002.
Asumir con responsabilidad el papel de comunicador o de usuario implica renunciar a contemplar los hechos con superficialidad, bien porque no se quiera mirar la realidad en profundidad o bien porque se evite enfrentar las consecuencias de las propias acciones, observó en su análisis Soberón, de nacionalidad mexicana.
«La información tiene un valor económico, pero jamás puede reducirse a él –continuó diciendo la experta–. El comunicador responsable pondera otras dimensiones mucho más importantes cuando publica un contenido, tales como veracidad, precisión, respeto a la intimidad, bien común».
En este punto subrayó la importancia de difundir y promover el estudio de los Códigos Deontológicos profesionales entre las jóvenes generaciones, «de modo que aprendan a ser responsables de la libre expresión que practiquen».
Como usuarios «no podemos abandonarnos al consumo de cualquier contenido», añadió. Es decisivo seleccionar y enseñar a los niños a ser críticos y a su vez selectivos, «pues uno se transforma en lo que ve y oye».
El reto que enfrenta el comunicador y el usuario requiere también desencantarse de las formas de comunicación destructivas, cuyos contenidos «crean desasosiego, deforman a los jóvenes, suscitan conflictos inútiles», observó.
En este sentido, no es cierto que los medios de comunicación actúen como un espejo de la sociedad, aunque así se justifiquen. «Los medios no sólo transmiten realidades: las seleccionan. Y además transmiten marcos de
referencia para comprender esas realidades. En pocas palabras, “venden” valores. ¿No es lícito y hasta urgente, pedirles que sean multiplicadores de aquello que ennoblece al ser humano en vez de degradarlo?», cuestionó Soberón.
Para que la era de la información se convierta en sociedad del conocimiento –aclaró la representante del Consejo Pontificio vaticano– «es necesario ofrecer a las personas la formación necesaria, darles elementos de juicio y valoración para que sean mucho más libres a la hora de formarse una opinión».
«La sociedad del conocimiento está ya presente –observa– allá donde existe información veraz, y donde se crean vínculos, redes y espacios de participación, de diálogo, de cultura. La sociedad del conocimiento crece donde el diálogo y el silencio se suceden para dar tiempo a la reflexión».
Finalmente la sociedad del conocimiento se transforma en ámbito de sabiduría «allá donde hay lugar para las “agencias de sentido”, es decir, para las instituciones y personas que ofrecen elementos para comprender el
significado de las cosas».
«Puede decirse que el ser humano es un «buscador de sentido»», constataba la delegada del Pontificio Consejo paras las Comunicaciones Sociales. «No permitamos –añadió– que el embotamiento y la prisa nos roben, y les roben a los jóvenes, esa maravillosa pregunta (“¿por qué?”) surgida del asombro ante la vida».
El texto íntegro de la ponencia «El impacto de las comunicaciones en la era de la información» se puede consultar en la página web del Consejo Episcopal Latinoamericano.