TURÍN, 22 septiembre 2002 (ZENIT.org).- La figura del hombre crucificado que presenta la Sábana Santa de Turín puede reconocerse ahora con mucha más claridad tras la restauración realizada por un equipo científico, presentada oficialmente este sábado.
El cardenal Severino Poletto, arzobispo de Turín, explicó en una rueda de prensa que esta obra de restauración ha tenido como objetivo garantizar la conservación del lienzo, retirando los parches que fueron cosidos al sudario hace 470 años.
El purpurado, custodio pontificio de la reliquia, explicó que esta intervención ha sido realizada con el permiso de la Santa Sede (propietaria de la Sábana Santa) y siguiendo los consejos de los más reputados expertos en la materia.
La trabajos de restauración sobre el sudario, que según la tradición envolvió el cuerpo de Cristo tras ser crucificado, fueron realizados entre junio y julio de este año en la sacristía de la catedral de Turín por un equipo dirigido por la experta suiza Mechtild Flury-Lemberg, que fue directora del Museo Abegg, de Berna.
Al Sudario le han sido retirados los treinta parches triangulares que fueron cosidos por las religiosas clarisas de Chambéry (Francia) en 1534 tras el incendio que dañó la reliquia en 1532
Asimismo se le ha retirado la «tela de Holanda» que hace 450 años fue cosida al sudario, por detrás, para favorecer su conservación. Toda esta operación ha permitido también quitar el polvo y los detritos que se habían acumulado sobre el sudario a lo largo de los siglos. Todo el material retirado ha sido catalogado y custodiado.
En la exposición de la reliquia de 1978, los peregrinos podían leer un cartel que decía: «No preste atención a las franjas laterales oscuras». En aquel entonces ya era evidente que estos parches y la «tela de Holanda» hacían difícil reconocer la figura de un hombre crucificado que ha quedado misteriosamente impresa en el lienzo.
Ahora ese cartel no sería necesario: la restauración ha contribuido a reconocer de manera más fácil esa imagen, que ha sufrido cambios, pues ahora quedan los agujeros que antes cubrían los parches.
El purpurado subrayó que el sudario no debe convertirse en un motivo de pelea, división o polémica, sino en un punto de referencia para profundizar, reflexionar y rezar.
En esa línea hizo votos para que el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Alejo II (en Rusia hay una gran devoción por la Sábana Santa), y Juan Pablo II puedan reunirse en Turín y recen juntos ante la Sábana Santa.
La «Sindone» (del griego «sindon», mortaja) de 4,39 metros de larga y 1,15 de ancha, está colocada ahora en una moderna urna que permite controlar constantemente factores decisivos, como la temperatura o la humedad. La capilla de la catedral de Turín que la acoge está siempre bajo control.
La restauración ha permitido al mismo tiempo recoger una gran cantidad de informaciones en formato digital: por primera vez, se han reproducido completamente en ordenador las dos caras de la Sábana Santa.
Por lo que se refiere a la posibilidad de someter el lienzo a nuevos exámenes científicos el cardenal Poletto explicó a los periodistas que se está trabajando en la coordinación de las propuestas que surgieron en el Congreso internacional de científicos celebrado en marzo de 2000.
Una vez recogido el material y todas las propuestas, el dossier será presentado a la Santa Sede para establecer el posible programa de trabajo científico.
La Sábana mide 4 metros 37 centímetros de largo y 1 metro 11 centímetros de ancho. Existen pruebas históricas de su existencia a partir del siglo XIV, aunque algunos historiadores afirman documentar su presencia con anterioridad con etapas en Jerusalén, Edesa, Constantinopla, y Atenas.
Un estudio científico realizado con la técnica del Carbono 14 en 1988 sobre la Sábana Santa por laboratorios de Oxford, Tucson, y Zúrich concluyó afirmando que el lienzo fue realzado en la Edad Media. Este resultado es contestado por numerosos científicos.
La Iglesia católica no se ha pronunciado sobre su origen. Al visitar la reliquia el 24 de mayo de 1998, Juan Pablo II explicó: «Al no tratarse de materia de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre estas cuestiones. Confía a los científicos la tarea de investigar para llegar a respuestas adecuadas a los interrogantes ligados a este lienzo».
«Lo que realmente cuenta para los creyentes es que la Sabana Santa es espejo del Evangelio», aclaró, subrayando que existe una convergencia entre la narración evangélica y la imagen del hombre de la Sábana Santa.
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Sep 22, 2002 00:00