CIUDAD DEL VATICANO, 1 octubre 2002 (ZENIT.org).- El domingo 6 de octubre, Juan Pablo II canonizará en la plaza de San Pedro del Vaticano al beato Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.
Un comunicado de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas de la Santa Sede explica este martes que con este acontecimiento la Iglesia «invita a los fieles a transformar todos los momentos y circunstancias de la vida en ocasiones para servir con alegría y sencillez a la Iglesia y a todas las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luz de la fe y del amor».
Esta es, según la Santa Sede, la lección de Josemaría Escrivá de Balaguer, nacido en 1902, en Barbastro, cerca de los Pirineos.
Segundo de seis hermanos, como explica la biografía distribuida por la Santa Sede, de carácter expansivo y abierto, su infancia transcurre con normalidad, en el ambiente alegre de una familia cristiana. Conoce pronto la experiencia del dolor –muerte de tres hermanas pequeñas, ruina económica familiar–. En 1915 la familia se traslada a Logroño, donde su padre ha encontrado un nuevo trabajo.
En 1918 Josemaría intuye que Dios quiere algo de él. Comprende que debe entregarse por entero a Dios y hacerse sacerdote, pues de ese modo estará más disponible para cumplir la voluntad divina. Comienza los estudios eclesiásticos en Logroño y, en 1922, se incorpora al seminario diocesano de Zaragoza. Cursa también –con permiso de los superiores– los estudios universitarios de Derecho. En 1925 recibe el sacramento del Orden, y comienza a desarrollar su ministerio pastoral, con el que, a partir de entonces, se identifica su propia existencia.
En 1927 se traslada a Madrid, para obtener el doctorado en Derecho. Le acompañan su madre y sus hermanos, pues desde el fallecimiento de su padre en 1924, Josemaría es el cabeza de familia. En la capital lleva a cabo un intenso servicio sacerdotal, principalmente entre pobres, enfermos y niños. Al tiempo, se gana la vida y mantiene a los suyos con otros trabajos, principalmente dar clases de materias jurídicas. Su apostolado sacerdotal se extiende también a jóvenes universitarios, artistas, obreros e intelectuales, que –en contacto con los pobres y enfermos a los que Josemaría atiende– van aprendiendo a practicar la caridad y la solidaridad y a saberse responsables de la mejora de la sociedad, con sentido cristiano.
En Madrid, el 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual, comprende su vocación: ese día queda fundado el Opus Dei. Su finalidad específica es recordar a todos los bautizados que la vocación cristiana es vocación a la santidad y al apostolado, y promover entre hombres y mujeres de todos los ámbitos de la sociedad un compromiso personal de seguimiento de Cristo, de amor a la Iglesia y de búsqueda de la santidad en la vida cotidiana.
En 1930, entiende que debe iniciar el trabajo apostólico del Opus Dei entre las mujeres, destinatarias también de la misión que Dios le ha confiado.
En 1934 se publica la primera edición de «Camino», la obra más difundida de Josemaría Escrivá de Balaguer, que hoy supera los 4 millones de ejemplares. Es también conocido por otros títulos como «Santo Rosario», «Es Cristo que pasa», «Amigos de Dios», «Via Crucis», «Surco», «Forja» o «Amar a la Iglesia».
La guerra civil española (1936-1939) constituirá un obstáculo de entidad en los comienzos de la naciente fundación. Son años de sufrimiento para la Iglesia y para los católicos que el fundador del Opus Dei padece también en carne propia.
Desde 1940, terminada la guerra civil, atendiendo al ruego de numerosos obispos, predica ejercicios espirituales por toda España a cientos de sacerdotes. Bajo su dirección e impulso el Opus Dei se extiende rápidamente por toda la geografía peninsular. El desencadenamiento de la segunda guerra mundial (1939-1945) frena momentáneamente la expansión en otros países europeos.
En 1943, entiende el modo de incardinar en el Opus Dei a sacerdotes que procedan de los fieles laicos de la Obra. Da inicio entonces la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. La plena pertenencia de fieles laicos y de sacerdotes al Opus Dei, así como la orgánica cooperación de unos y otros en sus apostolados es una cualidad esencial del Opus Dei. Es también, como ha establecido y confirmado la Iglesia en distintas ocasiones, una característica de su configuración jurídica.
La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz desarrolla también, colaborando con los Pastores de las Iglesias locales, una actividad de formación espiritual para sacerdotes diocesanos y candidatos al sacerdocio.
Josemaría Escrivá de Balaguer se traslada a Roma en 1946. Entre 1945 y 1975, por directo impulso del Fundador, comienza el trabajo apostólico del Opus Dei en treinta países. Entre los años 1946-1950 la Obra recibe todas las aprobaciones pontificias que le permitirán trabajar activamente en servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias locales, como son, por ejemplo, su finalidad puramente sobrenatural de extender el ideal de la santificación en la vida corriente; el servicio a la Iglesia y al Romano Pontífice; la secularidad; el amor a la libertad y a la responsabilidad personales; el respeto del pluralismo en temas políticos, sociales y culturales, etc.
A partir de 1948, pueden pertenecer también al Opus Dei, a pleno título, hombres y mujeres casados, que busquen la santidad en su propio estado. En el año 1950 la Santa Sede aprueba que sean admitidos como cooperadores personas de otras religiones. Comienzan a colaborar con las labores del Opus Dei numerosos cristianos de distintas confesiones, así como personas pertenecientes a otras religiones.
En la década de los cincuenta Josemaría Escrivá promueve el nacimiento de iniciativas que ayuden a resolver necesidades reales en diferentes lugares: escuelas de formación profesional para hombres y para mujeres, de capacitación para campesinos, universidades y colegios, hospitales y dispensarios médicos, etc.
Durante el Concilio Vaticano II (1962-1965), el fundador del Opus Dei se encuentra con numerosos Padres conciliares y Peritos, que ven en él un auténtico precursor de muchas de las líneas maestras del Vaticano II. Profundamente identificado con la doctrina conciliar, promueve diligentemente su puesta en práctica a través de las actividades formativas del Opus Dei en todo el mundo.
Entre 1970 y 1975, emprende largos viajes de catequesis por Europa y América. Mantiene numerosas reuniones de formación, en las que habla de Dios, de los sacramentos, de las devociones cristianas, de la santificación del trabajo.
Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. El 17 de mayo de 1992, trescientas mil personas asistieron a su beatificación.