ROMA, 7 octubre 2002 (ZENIT.org).- En la laboriosa búsqueda de un diálogo entre las confesiones cristianas en Rusia, es necesario aclarar lo más posible los términos que causan división, propone el líder de la Iglesia católica en el país.
Lo afrima monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, al participar en la plenaria del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas que tiene lugar en Sarajevo.
Monseñor Kondrusiewicz recalca –según recoge la agencia SIR de la Conferencia Episcopal italiana– que el obispo polaco Jerzy Mazur, titular de la diócesis de San José en Irkutsk (Siberia oriental), y otros sacerdotes católicos han sido expulsados de Rusia «sin razón alguna», mientras que «al Dalai Lama, a dos pastores protestantes y a dos religiosos musulmanes se les ha negado el visado de entrada».
En el contexto actual, «es urgente clarificar y llegar a un acuerdo sobre los fundamentos teológicos de las posturas respectivas en lo relativo a los conceptos de misión, proselitismo y territorio canónico», pide el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Rusia.
«En esta dirección el propio movimiento ecuménico debe desarrollarse en espíritu de caridad, verdad y justicia teniendo presente la situación concreta en la que debe actuar», propone Kondrusiewicz.
En opinión del arzobispo católico de Moscú, no se puede subestimar el hecho de que «de las relaciones entre la Iglesia católica y el patriarcado de Moscú depende en gran parte la relación con todo el mundo ortodoxo, puesto que la de Rusia es la mayor Iglesia ortodoxa del mundo».
«Además –puntualiza — el mundo de hoy presta una atención especial al desarrollo de las relaciones con Rusia, que desempeña un papel cada vez más significativo en política y en economía».
Ante esta perspectiva, monseñor Kondrusiewicz se ha declarado confiado porque, «a pesar de las actuales dificultades en nuestras relaciones con la Iglesia ortodoxa, llegará el día en que juntos daremos gloria a Dios y ayudaremos a construir una nueva civilización del amor sobre los principios del Evangelio, del respeto recíproco y de la caridad».
Podrá contribuir a este objetivo, según el arzobispo católico de Moscú, se requiere «una información que, como en parte está sucediendo en la propia Rusia, intente ser lo más objetiva y competente posible al relatar opiniones y hechos».