JERUSALÉN, 8 octubre 2002 (ZENIT.org).- Los representantes de las Iglesias y comunidades cristianas de Jerusalén enviaron este lunes un «mensaje urgente» al presidente George Bush en el que protestan contra la ley presupuestaria del año 2003 que reconoce unilateralmente a Jerusalén como capital del Estado de Israel.
Los líderes de las diferentes Iglesias y comunidades cristianas de Tierra Santa (católicos, ortodoxos, luteranos, anglicanos, y otras confesiones) consideran en su mensaje conjunto que esta medida no respeta los laboriosos acuerdos de paz entre israelíes y palestinos ni las resoluciones de las Naciones Unidas.
«Estamos profundamente preocupados al ver que usted ha firmado en días pasados la nueva ley, especialmente por lo que respecta a la sección 214 del Acta sobre las Relaciones Exteriores relacionada con Jerusalén», confiesan los patriarcas, obispos y líderes religiosos.
«En un momento en el que se están haciendo tantos esfuerzos para acabar con el baño de sangre y la violencia en esta tierra y en el que se trabaja por la paz, nos parece una provocación el que su Congreso parezca condicionar la negociación cuidadosa y la ley que ya han sido consideradas como necesarias en particular por los Acuerdos de Oslo y por las Resoluciones de la ONU 242 y 338», añaden.
«Jerusalén Este es un territorio bajo ocupación y debería ser constantemente protegido por la ley internacional», recuerdan los líderes religiosos.
«Áreas de la ciudad son sagradas para judíos, musulmanes y cristianos –sigue recordando el mensaje, enviado por el reverendo Michael H. Sellors, coordinador de los jefes de las Iglesias–. Por este motivo, estas áreas necesitan estar abiertas libremente y debe salvaguardarse su acceso a los creyentes en estas religiones».
«Agradecemos profundamente la infinita paciencia, atención y buena voluntad que son necesarias para resolver la cuestión del estatuto final de la Ciudad Santa de Jerusalén y le hacemos un llamamiento a no poner en peligro los futuros esfuerzos de paz, pues de lo contrario aumentará el sufrimiento en esta área que tanto sufre», concluyen los líderes cristianos.