Los xavantes, pintados de rojo y negro, símbolo de fiesta, cantaron por su amigo llevando en procesión el cáliz y la patena, y los Bororo (otra tribu con la que trabajan los salesianos) ofrecieron al nuevo sacerdote una cruz de madera, adornada con plumas de distintos pájaros.
La ceremonia fue presidida por el obispo de Barra do Garças, monseñor José Luft Protógenes, informa el portal de las comunidades religiosas VID .
Presentes desde hace cien años entre los indígenas de la región oriental del estado de Mato Grosso, la ordenación de Aquilino ha representado el momento más significativo del trabajo que vienen realizando los salesianos, labor que comenzó en 1902 con el padre Bálzola.
El nuevo sacerdote continuará el trabajo de catequesis y de iniciación a los sacramentos, y sobre todo de inculturación del evangelio entre su gente. El próximo año, un segundo Xavante comenzará los estudios del seminario con los salesianos de Campo Grande.
Al final de su primera misa, celebrada el 20 de octubre, Jornada Mundial de las Misiones, el padre Aquilino relató el momento más dramático de su vida: la semana de diálogo con el «suegro» (por ley, todos los xavantes tienen que casarse y ya se le había atribuido su futura «esposa») para que lo eximiera del vínculo matrimonial y así poder seguir su vocación. Su llanto y el de su hermano convencieron al supuesto «suegro» a liberarlo de esa ley tribal.