CIUDAD DEL VATICANO, 28 octubre 2002 (ZENIT.org).- Fidelidad al Papa y santidad son los dos consejos que dejó este lunes Juan Pablo II durante la audiencia que concedido a los seminaristas y sacerdotes del Pontificio Colegio Germánico Húngaro de Roma, con motivo de sus 450 años de fundación.
El «Germanicum», como es conocida familiarmente esta institución, surgió por iniciativa de san Ignacio de Loyola, quien pidió al Papa Julio III abrir un centro en Roma para ofrecer a los candidatos al sacerdocio provenientes del entonces Sacro Imperio Romano una adecuada preparación para su futuro ministerio.
Juan Pablo II, en su encuentro con los actuales estudiantes, resaltó precisamente el objetivo originario del Colegio: «aprender la auténtica «romanitas»».
«El profundo amor y la fidelidad al sucesor de san Pedro, junto a la obediencia interior y exterior al magisterio y la disciplina de la Iglesia os permitirán participar en la necesaria renovación de la vida eclesial de vuestros países de origen», aclaró el Papa.
Hoy día la mayoría de los seminaristas y sacerdotes del «Germanicum» son en su gran mayoría alemanes, aunque algunos son también húngaros o de otros países.
Juan Pablo II, antes de despedirse de los estudiantes, les confesó su esperanza más profunda: «que seáis sacerdotes santos».
«Haced de la santa misa –les recomendó– el centro espiritual de todo vuestro día y rezad mucho. Tomad en las manos el Rosario para contemplar, junto a María, el rostro de Cristo».