ROMA, 24 octubre 2002 (ZENIT.org).- La fe católica en Holanda sigue viva, a pesar de la impresión que pueden dar las noticias que proceden de ese país, afirmaron este miércoles con su presencia en Roma más de dos mil peregrinos de ese país.

Participaban en una peregrinación de la diócesis de Breda, en la que hay viven 495.308 católicos (en medio de una población de algo mas de un millón de habitantes), para comenzar las celebraciones de los 150 años de la institución de la diócesis. Además Roma, han visitado Cologne y Asís.

Este miércoles Juan Pablo II saludó personalmente a muchos de estos peregrinos holandeses, y a todo el grupo les alentó a seguir reflexionando en el tema de la peregrinación y de todo este jubileo diocesano «La fe de nuestro Bautismo».

Con motivo del Jubileo, la diócesis ha organizado numerosas actividades para reflexionar sobre la misión de la Iglesia en la sociedad contemporánea a la luz de la espiritualidad del Bautismo.

En declaraciones concedidas a Zenit, el obispo de Breda, monseñor Martinus Petrus M. Muskens, explicó que el gran reto que tiene la Iglesia en Holanda en estos momentos consiste en lograr que sus bautizados sean conscientes de la gracia y el compromiso recibido en el sacramento.

La peregrinación y el encuentro con el Papa ha servido asimismo para mostrar de manera evidente que las tensiones que se dieron en décadas pasadas entre Roma y la Iglesia en Holanda están siendo superadas.

En la misa celebrada por monseñor Muskens junto a la tumba de San Pedro en la Basílica vaticana, presentó a los peregrinos el ejemplo de Juan Pablo II, al que puso el calificativo de «Magno» (como lo fueron los Papas León y Gregorio) por la labor pastoral ejercida en estos 24 años de pontificado

«Con inagotable energía está promoviendo el diálogo entre la Iglesia y el mundo. Ha viajado a todos los continentes. Dialoga con los jóvenes en las Jornadas Mundiales de la Juventud. Busca el contacto con otras religiones», recordó en la homilía.

«Como Pedro, y Gregorio Magno, Juan Pablo Magno rompe con los esquemas de su época. Testimonia incesantemente su fe en Dios, en su Hijo Jesucristo y en la presencia del Espíritu Santo en el mundo de hoy. Defiende consecuentemente la dignidad del ser humano. El ser humano es la base de la civilización del amor, que él desea construir», afirmó el obispo holandés.

En la entrevista concedida a Zenit, monseñor Muskens explicó que en ocasiones los medios de comunicación exageran al informar sobre la secularización en su país. «No es más difícil ser católico en Holanda que en cualquier otro país», y de hecho, reconoció, otros países europeos están más secularizados.

«Ciertamente la histórica influencia del calvinismo --explica-- influenció incluso a la Iglesia católica, fragmentándola. Pero nosotros estamos testimoniando con esta peregrinación a Roma que la fe católica está unida».

Como uno de los signos de la vitalidad que existe en la Iglesia en Holanda, revela que su diócesis, que no es grande, cuenta con más de 30 mil voluntarios católicos, que ofrecen varias horas de su tiempo a la semana para hacer apostolado y trabajar en obras de caridad cristiana.

Por este motivo la diócesis de Breda ha convocado una reflexión que producirá un documento sobre la teología del voluntariado, un campo nuevo en la historia de la humanidad y de la Iglesia.

«Tengo esperanza en el futuro, sobre todo después de esta semana --confiesa monseñor Muskens--. En la peregrinación nos hemos conocido todos personalmente, por nuestro nombre. Muchos son jóvenes. Y han profundizado en su fe».